Octubre se despide y ha sido, en muchos sentidos, aliciente para el alma y el espíritu, en tiempos en que carencias de diversa índole marcan el día a día, y se agradece cada hacer y sentir desde lo más genuino de nuestra cultura.
¿Quién dijo que el arte no reconforta, que no incita ni crea? El décimo mes del año ha hecho converger esa gran variedad de manifestaciones que forman parte de nuestra identidad y sentido de pertenencia.
Desde cada espacio se ha vivido de una manera diferente. En Mariel, ser testigos de cada propuesta fue para muchos, un sorbo de aliento y energías renovadas. Intensas jornadas patentizaron cuanto se viene haciendo -no en un día ni en dos, sino, como resultado de la constancia-, en una Semana de la Cultura Marieleña que también tiene lugar tradicionalmente por esta fecha y aunó voluntades.
Cómo no apreciar el talento de niños que dejaron lo mejor de sí en cada presentación, y desde tan pequeños desbordan alegría por doquier; de esos colmeneros que conocen a edades tan tempranas de sacrificios, de cuán importante es obtener buenos resultados académicos para dedicar tiempo a otros tan nobles propósitos; de esos padres que incondicionalmente son fiel compañía y apoyan cuanta iniciativa tribute a un mejor desempeño.
Cómo no aprovechar cada ocasión para llenar los espacios de color, con la guía de los instructores de artes plásticas, que han formado y forman generaciones que, en más de una ocasión, han sorprendido a este municipio con numerosos lauros.
Imposible no ver el esfuerzo de un promotor natural que vence cualquier limitante para que las comparsas continúen entre la preferencia del público en cada festividad, o no arrollar al compás de la conga marieleña.
¡Y qué decir de los artistas aficionados! Haciendo gala de la tan necesaria perseverancia, mantienen vivo el Concurso de Interpretación Lucas Armenteros in memorian, que recién celebró su vigésima cuarta edición y desde sus inicios ha fomentado la música cubana; artistas que, sin dudarlo, se hacen sentir en cada una de las actividades, abrazando la oportunidad de crecer.
Detrás de cada resultado, sin duda alguna, hay personas consagradas, que demuestran cuanto se puede hacer con pocos recursos pero mucha voluntad. ¿De qué están hechos nuestros artistas? De corazón, entrega, talento…, dirían algunos; inspiración, sentimiento, vibra…, afirmarían otros. En cada presentación va un pedazo de sí mismos.
Pero, no solo octubre es ocasión idónea para ver tanto derroche de talento: ya son habituales las presentaciones de La Colmenita, de las comparsas Talento de Barrio, Juventud de Mariel y Los guaracheritos del gozo, así como las exposiciones de artes plásticas.
También es habitual el espacio Cultura en el barrio (que cada mes lleva a un CDR determinado un espectáculo variado donde se promueve la interacción constante con el público), mientras, el coro Clave ha deparado alguna que otra sorpresa a unos meses de su constitución, el teatro renace en el municipio con el grupo Propuesta 23, el dúo Alma se hace sentir, la Peña Mexicana se rescata, las artesanas se insertan en diferentes eventos y el Proyecto de Desarrollo Local Continuarte sigue impulsando nuevas propuestas culturales como La noche marieleña, cada viernes o La noche cubana, los domingos.
El kinfuiti marca el hacer de un grupo portador de tradiciones distintivo del poblado de Quiebra Hacha, y perduran en el tiempo el salón provincial de artes plásticas Ernesto González Puig in memoriam, el concurso provincial de literatura Enrique Álvarez Jane, el Encuentro de paisajes, la fiesta patronal La Lupe, el concurso de tejedoras Creadoras de sueños…
Nuevos eventos como La voz juvenil, se han sumado, y por primera vez, Mariel fue sede del Festival Nacional de Break Dance, con la aspiración de continuar acogiendo este certamen en próximas ediciones.
Aunque no sea la intención, es muy probable que fuera de estas menciones quede alguna propuesta que enaltece el hacer desde este terruño. Y es que octubre, y, ¿por qué no?, cada día del calendario, es motivo de inspiración para el arte y la cultura.