El Proyecto de Desarrollo Local El Encanto ha impregnado de vida el parquecito infantil del centro urbano de Mariel, situado en la calle 132, en las inmediaciones de una de las áreas de mayor tránsito del poblado. Y a los niños, que tradicionalmente encuentran en este lugar una de las opciones más asequibles para divertirse y pasar un buen rato, les ha pintado más de una sonrisa.
La idea de reanimarlo surgió a partir de la necesidad que tienen los más pequeños de acudir a espacios de este tipo, que les proporcionen tiempo de esparcimiento y fomenten su desarrollo. “Siempre quise emprender alguna actividad relacionada con los niños y las cosas se fueron dando. Al estar ubicado en un lugar céntrico, no era difícil percatarse de cuan imperioso resultaba rescatarlo. Incluso, en mal estado como se encontraba, los niños lo visitaban”, relata Yagnery Vicente Careaga, líder del proyecto.
No tardó en hacerle la propuesta a su familia. “Unos me tildaron de loca, otros de soñadora, me dijeron que no se podía por las condiciones económicas, pero siempre he sido tan luchadora que todo lo he logrado sin nada, y no le cogí miedo a este desafío. Presenté el proyecto y se aprobó en octubre del 2022”.
No resultó una tarea fácil, pero darse por vencida no era una alternativa. “Ante la situación existente tuvimos que buscar un poco por aquí y otro por allá para lograr nuestro propósito y abrirlo finalmente al público, meta que cumplimos el pasado 11 de agosto. Estoy muy agradecida con mi familia que fue esencial para sacar el proyecto adelante”, afirma.
Por otra parte, señala el agradecimiento a los ocho trabajadores que la acompañan en este equipo, al igual que a entidades como el Puerto, la Central Termoeléctrica, Materias Primas, la Oficina de la Zona Especial de Desarrollo, Servicios Logísticos, la Organización Básica Eléctrica (OBE), el Inder, a las que acudió en determinado momento y les brindaron su apoyo. Menciona, además, el papel del Partido para destrabar gestiones que se le dificultaron, y la ayuda que pudo brindarle el gobierno cuando tuvo la posibilidad.
Según cuenta, el parquecito estaba muy deteriorado: las canales estaban en mal estado al igual que las sillitas, el tiovivo roto, de los barquitos solo servía uno, debieron prescindir del serrucho, y los cachumbambés tuvieron que fusionarlos…
“Hubo que rehacer prácticamente todo, e incorporamos lámparas para el alumbrado, así como bancos y vamos a sumar otros. También montamos una cafetería. Nos falta una segunda fase constructiva: estamos haciendo una plazoleta para la presentación de artistas y un baño público; queremos concluir esta etapa para dentro de dos meses, lo cual depende del acceso a los materiales”, precisa Yagnery.
Otra de las aspiraciones que proyectan a futuro es asfaltar determinadas vías de acceso en el interior del parque, de modo que cuando llueva las condiciones en las que quede el terreno no limiten el movimiento en la instalación.


¿Cuántas ideas pueden materializarse?
Leysi Laura Campos, Zian Maikol Ferrere, así como Zuraimy y Zunelys Álvarez, son de los que acuden juntos a este sitio de encuentro común; viven cerca, por lo que repiten la aventura cada vez que es posible. “Ahora sí es un parquecito de verdad”, coinciden, al reconocer el cambio que ha dado.
En tanto, por primera vez, Lilymarian Rodas visitaba el centro tras ser recuperado, con el propósito de que sus hijos Tyler González y Alberto Gabriel Socorro, de 2 y 7 años respectivamente, disfruten de un rato agradable sin necesidad de tener que salir del municipio para encontrar una propuesta de este tipo, por lo que agradece el rescate de dicho lugar.
De martes a domingos, de nueve de la mañana a nueve de la noche, abre sus puertas el parque y durante la etapa de vacaciones que les fue posible aprovechar tras la inauguración, laboraron todos los días.
La entrada cuesta cinco pesos la hora, tanto para niños como para adultos. “El parquecito ha tenido muy buena aceptación, más de la que esperaba. En ocasiones se nos llena y se hacen colas en los aparatos, y el objetivo es que todos los niños puedan disfrutar de estos.
“Los equipos están libres de costo. Más adelante, tenemos la intención de introducir un inflable y una cama elástica, que en ese caso debemos cobrarlos”, añade.
El disponer de una cafetería también ha enriquecido las propuestas de la instalación. “Teníamos una en nuestra casa y la trasladamos hacia acá. Intentamos tener una oferta bastante variada al alcance del bolsillo de la familia, aunque aún debemos seguir trabajando en ese sentido. Potenciamos los productos de elaboración casera, de modo que no se encarezcan; también ofertamos confituras, materiales escolares, suvenires para niños y adultos, y hay un espacio dedicado a la venta de plantas ornamentales.
“El propósito es que resulte atractivo para todas las edades, y por eso hemos concebido varias líneas, para que quienes vengan a acompañar a los niños se sientan a gusto mientras están pendientes de ellos, y puedan acceder a otras opciones. Incluso, hemos pensado que podemos alquilarlo para cumpleaños u otras actividades, durante el día de descanso”, explica.
Justo a un lado de la cafetería se cuenta con un área diseñada inicialmente para juegos de interacción (parchís, damas, dominó…). “Desde el primer día las personas vienen y se sientan a las mesas a compartir, es increíble cómo hasta los niños brindan; ya me convencí de que debemos habilitar otro espacio para cumplir esa idea preliminar”, razona.
Yagnery sueña con hacer más en este pedacito. “Todo lo que se pueda lograr con los niños referente a valores, lo queremos conseguir, por eso nos hemos vinculado a los CDR y la FMC. Pretendemos crear círculos de interés, aprovechando que mi esposo y yo somos veterinarios, de esa forma, incentivaremos el cuidado de las mascotas; él también es agrónomo y esa podría ser otra arista a tratar”.
En tanto, con la inauguración de un Punto Limpio, en coordinación con Materias Primas y el Citma, aspiran que los niños ganen en cultura del reciclaje y del cuidado del medio ambiente.
Cuando se unen tenacidad, amor, voluntad y deseos de hacer, no hay emprendimiento que se resista. En El Encanto queda demostrado que no se precisa de muchos recursos para devolverle a una instalación el brillo que nunca debió haber perdido.

