Caminar constituye una de las actividades físicas más populares. Varias razones lo explican: es un ejercicio adaptable al individuo, cada quien le impregna su propio ritmo; cualquier calle, acera o campo puede aprovecharse para el recorrido, y así, al variar la ruta, evitamos la monotonía; puede hacerse solo o acompañado; y no requiere gastos en ropa especial, entre otros detalles.
Encima, resulta una práctica muy beneficiosa para la salud. Especialistas advierten que, cuando las caminatas son enérgicas y frecuentes, ayudan a reducir el colesterol LDL (malo), el riesgo de hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales o diabetes.
Aseguran que es ideal para las personas con sobrepreso u otras enfermedades que dificultan la realización de ejercicios físicos más rigurosos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos realizar 150 minutos de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos de actividad física vigorosa por semana. Ello equivale a una caminata de 30 minutos, cinco veces semanales. Claramente, para lograr un impacto positivo en la salud integral, es esencial ser constantes y aumentar gradualmente las metas.
Si usamos bastones al andar, activamos no solo los músculos inferiores, sino también los de la parte superior del cuerpo. La llamada marcha nórdica (un bastón en cada mano) combina el ejercicio cardiovascular con un entrenamiento muscular vigoroso en hombros, brazos, torso y piernas.
Expertos aconsejan alternar los tipos de superficie: además de los tramos planos, incluir otros empinados como las escaleras. Igualmente, variar la intensidad, o sea, caminar a un ritmo más rápido durante un período breve, seguido de un período de descanso a un ritmo más lento, y repetir el ciclo durante un tiempo o distancia determinada.
Para caminar, sobre todo en estos días de intenso calor, debemos seleccionar los horarios de menos intensidad solar, usar ropa apropiada para protegernos del Sol y el calor, calzado adecuado y mantenernos hidratados. Esta práctica favorece también el sistema respiratorio, la calidad del sueño y el estado de ánimo.