¿A quién no le gusta el chocolate? Pocos mortales niegan el placer que produce ese sabor al paladar. No en balde suelen expresarse la belleza y la exquisitez en su más alto grado, con la archiconocida frase “un bombón de chocolate”.
Echar a andar una fábrica de bombones puede ser un sueño, quizás a algunos les recuerde aquella película: Charlie y la fábrica de chocolate. Sin embargo, en la Empresa Filial Agropecuaria Central José Martí (EFACJM), existen trabajadores empeñados en convertir los sueños en realidad; la ficción, en cotidianidad.
Resurgir de una fábrica
Aunque la Unidad Productiva (UP) José Martí -conocida como Fábrica de Bombones San Cristóbal- tuvo otras interrupciones, ninguna fue tan prolongada como la ocurrida en abril de 2019, causante de su parada hasta hace pocos meses.
El centro, perteneciente entonces a la UEB Chocolatería y Derivados de la Harina Guamá, cesó su funcionamiento debido al déficit de materia prima, principalmente la pasta de chocolate, cuyo proveedor, la fábrica de Baracoa, en Guantánamo, entró en un proceso inversionista antes de la pandemia por Covid-19, interrumpido durante ese período.
Actores no estatales intentaron, sin éxito, su revitalización. A inicios de 2023, la EFACJM tomó las riendas de la unidad, colindante con sus instalaciones, y activó una minindustria que en solo seis meses exhibe un crecimiento productivo notable.
“Si quieres echar a andar esa fábrica lo primero es lograr un ciclo cerrado de producción”, le dijo Víctor Alfredo Perera a Roberto Menéndez, director de la EFACJM.
Con vastos conocimientos en la materia, adquiridos durante su trabajo en la UP José Martí y el paso por la Escuela Internacional de Chocolate, Víctor Alfredo, ahora tecnólogo en “la bombonera”, sabía que los contratos para la compra de pasta del producto son muy difíciles, porque escasea.
“Al principio resultó muy complejo: compramos pequeños volúmenes de pasta a trabajadores por cuenta propia de Baracoa, y contratamos 20 toneladas de semilla de cacao con la Empresa Agroforestal y Coco Baracoa. A través de Mipymes, accedimos al papel de aluminio, importado”.
Pero del cacao a la pasta de chocolate hay un buen trecho. ¿Cómo recorrerlo?


Ingenio colectivo
El tratamiento del cacao para obtener la pasta de chocolate es un proceso largo, requerido de equipamiento específico. Gracias al conocimiento, la innovación y el empeño de trabajadores y directivos de la EFACJM, fue posible recuperar y adaptar varios equipos que para muchos eran considerados chatarra.
“Todo esto es rústico, adaptado para que cumpla la función necesaria dentro del proceso. Antes de usar cualquier cosa, pasa primero por el taller de Maquinado”, dice Yailer Pérez, jefe de colectivo del área de Cacao.
Ese taller es clave en el desarrollo no solo de la bombonera, sino de otras instalaciones de la propia empresa. Desde enero, trabajan intensamente en la nueva línea; hace un mes comenzó a producir.
Lázaro Javier Martínez opera un molino donde se tritura la semilla del grano para obtener el licor. “Es una máquina concebida para extraer el aceite de la soya, el girasol, el maní, el ajonjolí. Los muchachos de Maquinado le adaptaron unas resistencias exteriores para realizar el proceso en caliente y poderla usar también en el cacao”.
Cada tres o cuatro días deben desmontarlo para su limpieza, una tarea considerable dada la envergadura del desarme. Probablemente requieran encontrar otra máquina más eficiente en el futuro, porque pretenden ampliar las producciones.
“Unos 100 kg de pasta es lo máximo que obtenemos diariamente. En la elaboración de los bombones y tabletas, se usan entre 200 y 300 al día”, explica el jefe de colectivo.
El resto, la mayor cantidad, lo adquieren mediante la compra a proveedores que a veces incumplen los contratos. Por eso, la urgencia de autoabastecerse de la materia prima, o al menos garantizar por sí mismos el mayor volumen posible. En ese sentido, también piensan cómo incentivar la siembra del cacao en la zona para evitar el gasto por el traslado desde el Oriente del país.

Cristóbal y Bahía es posible cosecharlo
Dar forma al sabor
Obreros organizados en dos turnos de ocho horas dan forma a bombones y tabletas. “Trabajaba aquí antes del cierre; aunque laboré en otras cosas durante esa etapa. Con la nueva apertura retorné porque tengo experiencia en este mundo y me gusta. Es muy bueno que se retome la producción”, confiesa Regla C. Ramos, jefa de brigada al frente de uno de los grupos encargados del moldeo, enfriamiento y envase.
Lo integran trabajadores de la refresquera y siropera, áreas con producciones interrumpidas ahora por falta de componentes para la fabricación; por eso han sido reubicados allí. Aseguran que hasta el momento el proceso ha sido ágil.
Destacan la presencia de Cristian M. Miranda, Omar L. Martínez y Brenda Echavarría, estudiantes de la especialidad de Elaboración de Alimentos, en el politécnico Eduardo Machado, quienes realizan sus últimas prácticas, justo antes de graduarse. Coinciden en que ha sido una etapa provechosa.
“Los volúmenes de producción crecen paulatinamente”, expone el tecnólogo Pedro Blanco, mientras repasa las cifras.
Víctor Alfredo propone otorgar un sello distintivo a los bombones. Proyecta fabricarlos con perfiles generacionales y otras iniciativas que los distingan del resto en el mercado, identificándolos con la marca Ana Victoria Bombones San Cristóbal.
Por un valor de 12 pesos el bombón y 60 la tableta, comercializan sus producciones con la Casa del Azucarero, de la comunidad José Martí; el Mercado Agropecuario Estatal del municipio; las UEB de producciones de alimentos de Bahía, Caimito, Candelaria y San Cristóbal; y con Cuba Catering s.a. Aeropuerto Internacional José Martí.
Cuánta satisfacción provoca el resurgir de un centro como este, ver rendir frutos a tanto ingenio y esfuerzo colectivo, vislumbrar un buen futuro. Es hermoso hacer realidad un sueño; resulta más grato aún, si ese sueño sabe a chocolate.
Mes | Kilogramos de pasta producidos |
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Enero | 1255 |
Febrero | 2550 |
Marzo | 2200 |
Abril | 2900 |
Mayo | 3935 |
Junio | 5400 |