Sus pasos —firmes además— la llevan hace 35 años al mismo lugar donde fue ubicada tras graduarse de licenciada en Historia del Arte; allí, donde los muchachos del Moncada se han convertido en su familia, donde sus anécdotas giran en torno a tantas hazañas, donde la heroicidad y la valentía ungen la obra de la Revolución.
¿Qué sería Mabel Martínez Deulofeu sin el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, y también viceversa? Un largo suspiro retrasa la respuesta en el aniversario 70 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
“Este lugar es mi proyecto de vida. Es mi vida. Soy Mabel, la del Mausoleo, sin otros apellidos. A él llegué como museóloga al graduarme en 1988, y lo agradeceré siempre; una década después me promovieron a directora.
“Este 16 de julio cumplio los 46 años de ser centinela vigilante como lo calificó el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, un recinto mortuorio, al cual le traspolamos vida.
“Desde su inauguración este espacio se tornó imprescindible. Nos dimos a conocer más allá de nuestras fronteras al convocar a la primera tribuna abierta fuera de la capital de Cuba, por el regreso de Elián González; después, por las visitas de Fidel en 2001, al recorrer lugares de Artemisa, y en 2010, cuando se recuperaba y vino a rendir tributo a sus compañeros, vestido de verde olivo.
“La creación de la provincia de Artemisa fue otra puerta abierta al mundo. Cada año crece la cantidad de visitantes. !Que casi un millón de personas de múltiples países, de Cuba, de nuestros 11 municipios, de este barrio, lleguen con su flor y su homenaje, y que les traslademos valores, historia, fidelidad, constituye privilegio inestimable!
“Y ese puede ser el mayor de mis motivos. Mi eterno compromiso con estos jóvenes del Centenario. Tenían más valentía que edad, pues muchos regresaron convertidos en héroes al lugar que los vio nacer, La Matilde, el reparto que los acompaña, protege, custodia y respeta.
“Siento una emoción infinita al tener contacto directo con personas de toda la provincia, del resto del país, y muchos lugares del mundo. Promuevo un diálogo para impulsar el conocimiento, divulgo la vida y obra de estos artemiseños, que con el único fin de lograr la libertad, fueron a derribar los muros del Moncada.
“Este es un sitio de grandes acontecimientos: los pioneros reciben su pañoleta, muchas delegaciones y equipos son abanderados, colectivos reconocidos como Vanguardia, decenas de trabajadores acogen distinciones y medallas, extranjeros solidarios del mundo entero ofrendan su tributo, parejas muestran su amor el día de su boda.
“Desde este escenario condenamos el bloqueo, apoyamos la paz mundial y enarbolamos justicia. Nunca habrá mejores tributos para mantener viva la memoria de los moncadistas”.
Ella no sabe de sentimientos pequeños ni los acepta; será porque vive repleta de pasiones. ¡Claro!, no podía ser diferente, mas, si se le aprieta el pecho ante los ojos húmedos al reseñar vivencias de quienes, con una bravura increíble, dejaron atrás su pedacito por la Patria grande.
Siempre cautiva la gran ecuanimidad de Mabel al recibir niños, embajadores u obreros, con igual pasión con la cual ha dado la bienvenida al Comandante en Jefe Fidel, a Raúl, a Miguel Díaz-Canel, al moncadista Ramiro Valdés…
“Por dentro me estremezco toda. Mabel llora, suda, tiembla ante las diferentes visitas, pero los nervios son como un impulso para saber cumplir mi mayor misión.
“Guardo con cariño, entre otros lauros, la Réplica del machete de Máximo Gómez, el premio Monumento de mi barrio, el sello Ciro Redondo, la distinción nacional Los zapaticos de Rosa, La utilidad de la Virtud, el Girón de Luz, y aspiramos, con más esfuerzo, el premio de restauración”
“El Mausoleo lleva más de un nombre. También es Cristina, Alina, Maricela, Olguita, Deisi, Leticia, Idania, Magali, Osniel; un colectivo con gran amor por nuestro quehacer.
Ella tampoco es de quedarse inmóvil. Ha estado entre arena, hormigón, arquitectos y proyectistas, todo por el sitio donde descansan los muchachos del Moncada; por quienes también trae a pioneros de Círculo de Interés, a un Encuentro con la Historia, “y desandan, pintan, redactan décimas, se llevan un pedacito de los moncadistas, entre minutos de silencio, respeto y una flor donde yacen sus restos”, cuenta con mirada al futuro.
“Cuando alguien habla de la identidad de Artemisa, sé que el Mausoleo está entre los primeros pensamientos. Para algunos un enorme privilegio, pero para nosotros también es compromiso y responsabilidad. Aquella mañana de julio en 1953, esa historia que trajo hasta esta fértil tierra tanto de orgullo como de sangre, 70 años después tiene que emocionar, única manera de preservarla”.
Ella, atesora la Distinción por la Cultura Cubana, y su familia se conjuga con la de los muchachos del Moncada. Ella es este Monumento. Ella, conquista, enamora y enseña.