El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes hace 70 años fue un vigoroso acto de rebeldía. Desde su concepción hasta la acción, el coraje de sus hombres quedó en la historia de Cuba como ejemplo de justicia, intransigencia y dignidad. Así lo quería el futuro de un país que no entiende de lo endeble, cuando defiende su soberanía.
¿Y qué decir de Artemisa? De aquí partió un grupo de jóvenes dispuestos a alzarse contra la dictadura gobernante y desde entonces su sangre brilla en nuestra bandera. No basta con monumentos o memorias siempre que regresa esta fecha; sus ideas se mantienen firmes en el tiempo, en el alma de los que no olvidan tanto arrojo.
Entre los municipios de Artemisa y Guanajay, en la senda que simboliza el trayecto de la cabecera provincial hasta La Habana, a la derecha, ocho túmulos conmemorativos compuestos por bloques de mármol, son otra representación del Movimiento 26 de julio acá.
Diecisiete cubos en total llevan el nombre de nuestros moncadistas. Son parte del complejo monumentario del Mausoleo a los Mártires de Artemisa y en esa calle central nos recuerdan en un ir y venir, la participación de los artemiseños en tan importante justa.
Los bloques no están esculpidos pues desde su diseño se tuvo en cuenta la humildad y pureza de los jóvenes que decidieron partir a Santiago de Cuba junto al Comandante Ramiro Valdés y el Líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz. Preservan su textura natural, que es también el sentido más humano, y su forma de cubo reproduce las ideas por las cuales lucharon.
Esa misma juventud, intrépida y rebelde, despierta a diario en Artemisa. Es una generación con sueños y esperanzas, decidida y revolucionaria, dispuesta a transitar el difícil camino por mantener con decoro la justicia, la dignidad y la soberanía de Cuba.
Jamás una piedra será tan flexible como la arcilla, pero esa es su ventura. En la rudeza también le va el ímpetu, igual al que marcó hace setenta años a aquel grupo de muchachos en el barrio La Matilde. Sea esa misma piedra donde se escriba el mañana, con ¡Artemisa de frente, dondequiera!

