Gollo estuvo en la parada
dos horas y es entendible,
el tema del combustible
que afecta y no nos agrada.
Viajar es una cruzada
y Gollo la pasó mal.
Dice que el tema es fatal,
pero lo que más nos mella
son los que no dan botella
teniendo chapa estatal.
Los vio girar la cabeza,
hacer la seña, el saludo.
Los vio poner un escudo
entre el de a pie y su grandeza.
El guajiro con tristeza
a algunos reconoció
y pregunta: ¿Por qué no
paran? ¿Son ellos mejores?
¿El carro por qué valores
fue que se les asignó?
Con toda sabiduría
piensa Gollo en su ilusión,
que diferente actuación
el tema mejoraría.
Todo distinto sería
si en vez del rostro volver,
lo quisieran recoger
los dueños circunstanciales
de unos carros estatales,
que parecen no entender.
El guajiro contempló
a los choferes felices
y le salieron raíces
por lo mucho que esperó.
A las tantas decidió
la variante que lastima.
Entonces le dio más grima
ver vacío al del Estado
cuando le quitó el privado
cincuenta pesos de encima.