Un pequeño detalle echa a rodar una avalancha de nuevas interrogantes. Atrae, singulariza, despierta interés como curiosidad… y revela los porqués de muchos sucesos; descubre la personalidad de un héroe y un ser humano; enlaza acontecimientos que no merecen separarse.
Pedro Calixto Urra, Licenciado en Educación en las especialidades de Filosofía, Economía Política e Historia, ha hallado decenas de eventos diversos con el denominador común de haber acontecido un domingo.
Conocer semejante relación nos induce al menos a especular y debatir sobre las causas para que sus protagonistas hayan elegido ese momento.
El 21 de septiembre de 1958 se inició el Congreso Campesino en Armas en el Segundo Frente Oriental Frank País. Era domingo, como también lo fue el 17 de mayo de 1959, cuando Fidel firmó la Primera Ley de Reforma Agraria, en La Plata.
¿Y no será acaso la justicia la que hizo coincidir en el séptimo día de la semana tanto el ataque al Moncada como la excarcelación de Fidel y el grupo de asaltantes, tras una amnistía general el 15 de mayo de 1955?
La Historia sabe lo que hace. En la antigua Roma llamaban al domingo el Día del Sol. Quizás por esa luz, por ese calor, la libertad propuso unir a Tuxpan y Las Coloradas: el yate Granma parte desde México el 25 de noviembre de 1956 con 82 expedicionarios a bordo, y arriba a costas cubanas el 2 de diciembre. ¡Dos domingos gloriosos!
Otro par de hechos parece distanciado por los años; sin embargo, resulta evidente cuánta armonía existe entre ellos: el 16 de abril de 1961, Fidel define el carácter socialista de la Revolución cubana, y el 15 de febrero de 1976 fue sometida a referendo popular la Constitución Socialista de la República de Cuba.
Resulta triste que un domingo, el 3 de octubre de 1965, Fidel leyera la carta de despedida del Che, y otro similar —el 8 de octubre de 1967- el Guerrillero Heroico haya sido herido en combate y hecho prisionero en la Quebrada del Yuro, Bolivia.
Es que el calendario parece hablar. Ensambla dolores, alegrías, coraje, luchas, esperanzas…
Una multitudinaria concentración popular aprobó el 18 de marzo de 1962 la Segunda Declaración de La Habana. “La Patria no trabaja para hoy, la Patria trabaja para mañana —declaró, entonces, el líder de la Revolución cubana. Y ese mañana lleno de promesas no podrá nadie arrebatárnoslo, (…) porque con la entereza de nuestro pueblo lo vamos a conquistar…”
Estaba claro el mensaje. Era la esperanza fundida en la fe en el pueblo, en su trabajo, en su heroísmo. Así pues, otro domingo, el 9 de enero de 2011, nace la provincia Artemisa, dispuesta a florecer con el sudor de su gente.