Esta vez los Cazadores no permitieron que los Cocodrilos remontaran, y los vencieron 5-2. Una vez más salieron delante, pero hoy no perdieron la ventaja. Con esta ofensiva y picheo confirman que sus aspiraciones, y las de todos los artemiseños, no son cosa de locos.
Geonel Gutiérrez mostró por qué debió estar en el equipo Cuba a los Juegos Centroamericanos. Es un lanzador hecho, con herramientas y aplomo. No lo hace titubear la alcurnia del rival que tenga delante ni la conga de sus contrarios.
En siete entradas y un tercio enfrentó a 26 bateadores, no concedió ni un solo boleto, y permitió apenas cinco jits y dos carreras a la reputada alineación yumurina. Miguel Lahera sacó los dos outs restantes del octavo capítulo.
Cuando Matanzas abrió con jit el noveno, Yulieski González trajo al recordista en juegos salvados de la pelota cubana, y José Ángel García obligó a los siguientes tres bateadores a roletear por el cuadro.
La victoria premia a un conjunto que ha jugado con alegría, sin presión ni baja autoestima; por el contrario, en ambos desafíos tomaron ventaja temprano.
Yoan Moreno conectó únicamente un inatrapable, pero fue un doblete clave para impulsar las dos primeras. Carlos de la Tejera igual bateó un sencillo, pero remolcó otra. Dayán García recibió dos bases por bolas, y una le sirvió para anotar; también pegó dos líneas (una bien larga), víctimas de buenos fildeos.
Rodmy Proenza ligó un jit de oro, para traer dos hacia la goma. Andy Cosme bateó de 4-3 y anotó una. Osmel Solano disparó un sencillo y anotó otra.
Son los nombres sobresalientes de esta jornada, aunque lo mejor de esta tropa es que un día brillan unos y otro día son los demás quienes suplen a quienes fallan. Es el espíritu de equipo, la garra y la confianza inspiradas por su director durante todo el campeonato.
Alguien me creyó chiflado por confiar en los Cazadores ante semejante adversario. Y yo lo repito: loco estaría si no creyera en los míos. Eso sí, nos toca una hombrada tras otra; ahora será en el Victoria de Girón, en el propio pantano de los Cocodrilos. ¡Habrá que ganar también allá!

