Las historias de triunfos las escriben los grandes, los que no vacilan ante el peligro, los que —muy por el contrario— avanzan siempre hacia el frente, como el veterano lanzador Israel Sánchez Cuesta. El marieleño ha sido una de las piezas más valiosas en la recta final y en la ya consumada clasificación de los Cazadores de Artemisa.
Tres veces, el más certero relevista intermedio y hasta cerrador del equipo, le ha pedido la pelota al mánager Yulieski González Ledesma para abrir un encuentro, en busca de un éxito ineludible.
Primero sucedió ante Guantánamo. Ese día los de la tierra de Yadier Pedroso vencieron 9-3. Luego lo volvió a hacer ante Mayabeque, y dejó el juego con ventaja tras seis capítulos de actuación.
Ahora enfrentó a Holguín, tras el desproporcionado marcador de ayer (14-2). ¡Hasta le dijo a Yulieski que tiraría los nueve innings “sin nadie detrás”!
Y en nueve entradas les recetó diez ponches a los Cachorros, no les concedió ni un boleto, y toleró apenas cuatro jits con una carrera. Su labor deparó la victoria 40 y la clasificación a postemporada.
“Es un gran orgullo darle esta victoria al pueblo de Artemisa. Se lo habíamos prometido y la estaba esperando. Ahí está el resultado. Me siento muy contento. Pueden confiar siempre en nosotros.
“Apelé principalmente al control. Cuando lo tengo, puedo poner la recta, la slider y el tenedor donde quiero… y hacer mucho daño. Todo es consecuencia del enfoque diario en el terreno. Cada día subo al box a dar el máximo”.
Diversas herramientas definen a un lanzador: su repertorio, el control y, por supuesto, el coraje. Todos dicen que Israel Sánchez, sobre todo, es un pícher valiente.
“Así es. Sé que al equipo le hacía falta y quería aportar esta victoria. Le dije al director que me encargaba de todo, sin nadie más por detrás, que yo iba a lanzar los nueve innings. ¡O me matan o me como al contrario! Yo soy un hombre de pelea. Me gustan los juegos con presión, para demostrar lo que uno da”.
Sin dudas, constituye una verdadera hombrada para un relevista convertirse de pronto en abridor, lanzar un juego completo y hacerlo tan bien.
“Resulta muy difícil, porque en mi función de relevo siempre ayudaba a mi equipo en dos o tres innings. Pero en el deporte hay que estar preparado física y mentalmente para cuanto haga falta al equipo. Gracias a Dios, todo me ha salido bien, tanto de relevo como de abridor; aquí estoy para lo que sea.
“Eso sí, no importa que uno sea relevo para abrir un juego: lo primero que debe tener un pícher es mente positiva, convencerse de que sí se puede y enfocarse siempre en el trabajo que va a hacer.
“Pedí la bola porque no aguantaba más. Necesitábamos la victoria. Me sentía bien y todo salió como esperaba. Le agradezco a mi familia, que siempre está oyendo los juegos. Vamos a seguir peleando. Le digo al pueblo de Artemisa que vaya a apoyarnos en los play off. Esta fiesta empieza ahora. El equipo no para hasta discutir el campeonato”.