Esta vez, tanto las francesas Romane Dicko y Julia Tolofua como la israelí Raz Hershko, la japonesa Akira Sone, la coreana Hayun Kim, la brasileña Beatriz Souza, la serbia Milica Zabic, la turca Kayra Sayit y la cubana Idalys Ortiz, se presentarán a la lucha por la corona del planeta.
Ha comenzado el Campeonato Mundial de Judo en Doha, Catar, y ninguna de las grandes quiere perder la oportunidad de titularse el próximo sábado 13.
Si a otro evento faltó alguna de las favoritas, ahora ni Dicko, ni Sone, ni Hershko, ni Idalys, renunciarán a un oro que tiene una significación especial, pues transmite un mensaje de autoridad a las demás, sobre todo a un año de los Juegos Olímpicos.
Para la francesa, reina del orbe y del Masters de Jerusalén en 2022, y bronceada en los recientes Grand Slam de París y Antalya, en febrero y marzo, sería el colofón a su carrera que buscaba en las Olimpiadas de Tokyo… y del cual, entonces, la candelariense la separó.
Mientras, para Sone, campeona olímpica en 2020 y tres veces monarca del orbe, sin demasiada actividad sobre los tatamis a partir de esos Juegos, sería el gran regreso, después de haberlo granado todo.
Y la joven Hershko no pudo hacerse justicia en el Mundial de Tashkent 2022, pese a superar a la muchacha del barrio Godínez, pues nadie acumulaba mayor cantidad de preseas consecutivas desde Tokyo. Ahora agregó las doradas en los Grand Slam de Tel Aviv y Tbilisi, en febrero y marzo. De modo que tendrá sed de revancha.
En la Arena Ali Bin Hamad Al Attiyah de la capital catarí, estarán las mejores de la división de más de 78 kilogramos, incluida la coreana Kim, vencedora en el Grand Prix de Portugal, en enero y el Grand Slam de París, en febrero; también, la brasileña Souza, subtitular en Tashkent.
Pero todas habrán de cuidarse de la artemiseña de 33 años, la que ha conquistado ocho medallas en 13 campeonatos mundiales (dos de oro, dos de plata y cuatro de bronce).
No obstante el tiempo sin competir por una luxación del codo derecho y su aún por validar estado físico, la experiencia y el talento más que probado valen un mundo.
Probablemente sea este uno de sus más difíciles desafíos. “Pudiera ser mi último mundial, y no quiero regresar con las manos vacías”, declaró la cuatro veces medallista olímpica y campeona de Londres 2012 al colega Joel García.
