Con casi un millón 500 000 pesos en ventas y aproximadamente 350 000 de ganancias en un mes, la planta para el beneficio de frutas, viandas y vegetales de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Álvaro Reynoso, en Alquízar, es muestra de cuán positivo resulta para el sector agropecuario estimular determinados servicios basados en la gestión cooperada.
Hace apenas dos años estas cifras eran impensables, y algunos incrédulos apostaban al fracaso, cuando el Proyecto de Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (Apocoop) puso a disposición de esta CCS la maquinaria más moderna para el procesamiento de productos del campo, a fin de hacer más rápida y fácil su cocción.
Además de impulsar una vía eficaz hacia el tan anhelado autoabastecimiento local, la iniciativa serviría de fuente de empleo a la mujer rural radicada en la zona.
¡Y bien que lo lograron! En la actualidad, siete féminas y dos hombres son capaces de procesar entre tres y cinco toneladas diarias de productos agrícolas, provenientes de las 11 formas productivas del municipio.
Ganan entre 7000 y 11 000 pesos mensuales, en dependencia de cuanto sean capaces de hacer. “¡Hay que limpiar y pelar mucha vianda para llegar ahí!”, asegura, sin levantar la vista del trabajo, Yenielis Suárez Lamorú, una joven de 28 años, al frente de este equipo.
Así, con tamaño estímulo, llevan alimentos beneficiados y limpios (sin cáscara y troceados) hasta dos puntos de venta en Alquízar e igual cifra de mercados arrendados en La Habana. Entre su variada oferta, se distinguen por la juliana de boniato, el caldocín, la col y zanahoria rayada, los encurtidos y la frutabomba en trozos.
La Álvaro Reynoso lidera la línea de la comercialización, entre cinco ejes principales incentivados por Apocoop, mediante un convenio marco con el resto de las cooperativas en que todos se benefician, explica Leonardo Dalmao Matos, jefe de procesos agroindustriales en esa CCS.
“Inicialmente costó que los proveedores hallaran aquí una vía atractiva para encauzar sus cosechas. Decidimos entonces mejorar el precio de compra con respecto a Acopio. Y hasta ahora nos ha dado resultado”, subraya.
Justo a crear habilidades y consolidar alianzas instó Apocoop, cuando les tendió la mano con tal de verlos un día andar solos en el camino de la sostenibilidad.
Hoy son capaces de cerrar negocios de producción cooperada con otras empresas, como Frutas Selectas, cuyos lazos les permiten adquirir nailon, envases, materias primas especiales y otros insumos de difícil acceso, al no existir en el país un mercado estable.
Asimismo, sueñan con ampliar la capacidad de frío, de modo que les permita aumentar la producción y crear inventarios a largo plazo. Ya se ven, en un futuro no lejano, insertando su mercancía en el mercado turístico y en plataformas de venta online, como una vía para generar ingresos en MLC.
Todo eso sin abandonar un principio inviolable del cooperativismo: que cada acción concebida en los predios de la Álvaro Reynoso devenga en beneficio de sus 263 asociados.