Lleva 17 años sin salir de vacaciones, los mismos que acumula al frente de la UBPC Rigoberto Corcho, colectivo Vanguardia Nacional. Upita no tiene despertador, pero jamás le ha sorprendido la claridad en la cama.
Apenas duerme unas tres horas diarias y le bastan para soñar en grande, sin detenerse en las conquistas de esta unidad de obligada referencia. “Me falta terminar 25 viviendas a los trabajadores en el barrio obrero, hacer la piscina del ranchón y unas cabañitas de recreo, pues si la mayoría se parece a mí, que rechazo estar lejos de mi tierra, será una excelente oportunidad”.
Escucho a Reinaldo Espinosa Collazo y no albergo dudas de su fibra heroica. “También quiero consolidar la minindustria y todos los días lograr algo diferente. Aspiro a contar con una losa sanitaria para el sacrificio de animales. Ya estamos haciendo oficinas nuevas, y cuando se cumplan esos sueños habrá otros; el hombre debe mantenerse inconforme, luchar por sus metas”.
Tanto como la fama bien ganada de incansable y testarudo, al artemiseño le enorgullecen dos patrimonios en su vida: la casa y el trabajo, pues vive en el barrio Portugués desde que llegó al mundo el 27 de julio de 1969,“lo cual me hizo bendecido por la Revolución.
“Siempre digo que soy revolucionario de cuna, porque desde mi nacimiento es feriado (risas). Tengo un compromiso eterno con mi Patria, a ella me debo y dedico alma y corazón.
Comenzó en la Rigoberto Corcho a los 17 años, de la mano de su tío-padre José Collazo Campo. “Era uno de los mejores operadores de combinadas del país. Me inculcó disciplina, espíritu de sacrificio, humildad, respeto al trabajo…; lo recuerdo todos los días.
“Al principio fui obrero agrícola, estuve en la brigada de fumigación y empecé a sembrar caña en el banco de semilla, hasta ser seleccionado machetero. Pasé el curso de operador de combinada y estuve 14 años a la vanguardia en Cuba.
“En un momento no había cuadros de dirección y me dieron la oportunidad de asumir la tarea. Han transcurrido 17 años desde entonces, en los cuales hemos sido rentables, gracias al apoyo del colectivo, compuesto en la actualidad por 228 trabajadores, el 80 por ciento directo a la producción”.
¿Quién desconoce la garra del guajiro? Lo demuestra su empeño en casi todos los frentes: producen arroz, viandas y hortalizas; atienden un módulo de materiales de construcción, obtienen fertilizantes naturales, a partir del excremento vacuno y disponen de área recreativa de trabajadores, que constituye fuente de ingresos.
Una brigada de albañiles garantiza el desarrollo de la infraestructura; los mismos que ya culminaronla sede de la minindustria, que aguarda por equipamiento para comenzar a entregar mermeladas, encurtidos y otros alimentos.
“La única forma de resolver los problemas es producir, producir y producir”, reitera la palabra de orden, y no en balde. “Nuestro Comandante en Jefe creó la UBPC en 1993 sobre la óptica de la diversificación, de modo que, si un cultivo se afectaba, los trabajadores resultaran menos perjudicados.
“Al comienzo les dije: ̀vamos a diversificarnos como lo planeó Fidel, pero no en forma de maqueta, sino de verdad́. Y lo conseguimos. El módulo pecuario cuenta con guineos, guanajos, gallinas criollas…, así como búfalos, ganado cebú, ovino, caprino, porcino, que se cría libre en cinco kilómetros de palmar cercado, y a partir de convenio con la UAM les cebaremos 150 crías de capa oscura”.
La vista larga de Upita le indica seguir sembrando. “Llegamos a tres caballerías de frutales con guayaba, mango, coco…,aunque debemos continuar, para cuando entreguen la maquinaria, la materia prima estésegura.

Upita libra un combate diario desde antes del amanecer: entregar la comida del pueblo / Foto: Otoniel Márquez
De la planta de humus de lombriz emplean el lixiviado y venden a Cuba 10 la materia orgánica que usan en sus compuestos. Del mismo modo se encadena a la familia y a las nietas, su motor impulsor; limpia el patio del hogar, alimenta dos pavorreales y juega con el perro Collarito, tal vez de los pocos que logren enojar a Upita.
Pero, ¿ni siquiera se toma una botellita de ron?, inquiere esta reportera. “Por supuesto, comparto con mis compañeros. Sucede que si voy a la playa me quedan los muchachos del módulo pecuario. La responsabilidad sobre los hombros no me abandona”.

Upita merece, como pocos, el título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba Foto: Tomada de la Presidencia de Cuba