Quince de abril, la mañana
llegó con la muerte encima,
para entristecer el clima
de la alegría cubana.
Allá en Santiago, en La Habana
y en San Antonio también,
surcando el aire se ven,
los aviones mercenarios,
abriendo eternos calvarios
sobre las flores del bien
Fidel al día siguiente,
mientras despedía el duelo
de los caídos, el cielo
le puso el Sol en la frente.
Pero cuando más ardiente,
se estremeció la nación,
fue cuando en su intervención,
declaró como conquista,
el carácter Socialista
de nuestra Revolución
El diecisiete de abril,
en las manos combatientes,
se levantaron los dientes
a la boca del fusil.
Más enérgica y viril
no pudo ser la respuesta,
porque un pueblo cuando apuesta
a luchar con heroísmo,
se despierta con el mismo
coraje con que se acuesta.
Día diecinueve, día
glorioso de la victoria,
el que vive en la memoria
de la Patria todavía.
Y vivirá, ¡qué alegría!,
saber que nos representa,
un pueblo que nos alienta
para que la gloria suba.
¡Vivan Fidel, Girón, Cuba
y el Batallón 180!