El 31 de enero el artemiseño publicó la primera parte de este reportaje que analiza el estado actual de los puentes en Guanajay y la crítica situación medioambiental del río Capellanía.
Un mes después concretamos la segunda parte y ¿final? de la investigación. No se perciben diferencias -ni siquiera mínimas- en dicha localidad, donde la cotidianidad ocurre entre sus puentes y las aguas de un río. Hoy está como nunca, rodeado de microvertederos, sobrada indisciplina social, ínfimos recursos o presupuestos para asumir labores, junto a proyecciones pendientes o inexistentes en medio de tanto deterioro.
Gilda Guimeras Pareja, quien ha llevado a las páginas de sus libros la historia de la Atenas de Occidente, reconoce el escaso hacer para rescatar estos símbolos del pueblo. ¿El río?, parece una batalla perdida como consecuencia de indolentes que arrojan desperdicios, el olvido y el efecto contrario ante un propósito de provincia que a diario se debe construir: la identidad.
“La vida de Guanajay se fue ampliando en la medida en que se lograron hacer puentes para interconectar sus lugares. El asunto va más allá, porque duele pensar que en la época colonial se levantaron dichas construcciones y que ahora sea casi imposible, al menos, reforzar su estructura. Es doloroso y un punto sensible”, destacó Guimeras Pareja.
“No los he caminado todos, pero Narciso Sánchez, reconocido promotor e investigador del territorio, cuando inventarió los puentes habló de 25 contando pasos peatonales; así que en conclusión deben ser cerca de 21.
“Dichos cruces, atravesados por calesas y caminantes desde la colonia, guardan una relación particular con el padre de Carlos Baliño, homenajes a José Martí, e incluso honores a la monarca inglesa Isabel II. Y el puente de La Reunión, declarado símbolo cultural, permite el paso, pero lo hace lamentablemente con peligro.
“Es cierto que ahora la situación por la que atraviesa el país es compleja, pero hubo años mejores y faltó luz y perseverancia. Me parece que no se ha pensado lo suficiente en el patrimonio”, reconoció la destacada investigadora.
Veintiocho días después del primer reportaje la realidad es la misma. En la avenida 69 siguen las ruinas de un puente facilitando el cruce, y no se concretó la idea de derribarlo por completo para evitar accidentes. En tanto, el puente por donde transitan estudiantes del preuniversitario solo permitió el paso de personas tras cerrar cuatro barreras de contención. ¿Qué sigue ahora?…

ya es un lugar en silencio por tanta contaminación /Foto: Otoniel Márquez
¡Ay el río, la culpa…!
Desde hace unos meses Guanajay ya no es atravesado por un río, ahora lo hace un basurero. La indisciplina social, agravada –o no- por los ciclos de recogida de basura, la falta de un tratamiento correctivo a aquellas personas que incumplen la ley y la búsqueda del “responsable” (en singular) encargado de recoger los desechos sólidos, a ambos lados y en las aguas del Capellanía, pone contrarreloj la salvaguarda de este afluente.
Las noches son el mejor momento del día para lanzar pomos plásticos, ropa vieja, desperdicio animal, escombros o hasta un juego de muebles, hacia las principales áreas del río. ¿Acaso se volvió parte de él tanta suciedad? Intentando encontrar respuestas este reportero se entrevistó con representantes de Recursos Hidráulicos, Acueducto y Servicios Comunales para entender y de una vez poner a palpitar el alma o mover las manos de quienes deberán borrar indisciplinas y desechos.
De acuerdo con sus declaraciones, ninguno tiene el encargo de cambiar la triste imagen que levanta las miradas de no pocos.
“Solo nos compete la chapea de áreas verdes cercanas al río y donde está canalizado. Hay zonas fangosas que impiden el saneamiento, porque no contamos con los recursos necesarios para que los compañeros de la brigada entren ahí”, precisó Jorge Luis García Martínez, director de la UEB Acueducto y Alcantarillado de Guanajay.
También añadió que la brigada está compuesta por siete hombres, pero en una próxima restructuración se quedarán con cuatro, y por un salario mensual de 2 639 pesos, al que se suman otros 200 pesos por trabajar en condiciones anormales.
Por su parte, Yamila Herrera Sierra, directora de la UEB Servicios Comunales, señaló que su encargo estatal no excede la recogida de desechos sólidos a la población y las empresas en el municipio.
“Estamos trabajando con menos de la mitad del combustible y pese a extremar las medidas no da para mantener la sostenibilidad que necesita el servicio. A veces son hasta cinco días de ciclo pero llegamos.
Desgraciadamente, todos somos indisciplinados si nos referimos al río.
“Podemos asumir la limpieza, pero recursos hidráulicos o acueducto deben pagar la prestación. Ello representa ganancias para la empresa y los trabajadores. Creo que pudiera ser después de una contratación con el compromiso de ambas partes, pero insisto, los ríos no son responsabilidad de nuestra entidad”, apuntó.

Bajo los puentes, alarma ambiental
La Ley 124/2017 de las Aguas Terrestres, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, regula la gestión integrada y sostenible de las aguas dentro de la corteza terrestre o encima de ella, independientemente de su composición física, química o bacteriológica, en el espacio que conforma la parte emergida del territorio nacional limitado por la línea de costa.
En Artemisa recientemente se constituyó la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, cuya función principal se basa en fiscalizar y hacer cumplir las bases jurídicas en materia de protección de recursos hídricos. Puede ser entonces la falta de un diagnóstico y de visitas frecuentes a dicho río, el primer motivo que genera escasas acciones –al menos planificadas y con un presupuesto- en Guanajay.
La semana anterior las principales autoridades del municipio y de dicha delegación expusieron sus consideraciones al respecto, pero sigue faltando la respuesta rápida y alternativas para generar conciencia.
“Una vez al mes evaluamos la calidad del agua en dos puntos dentro del margen del río. Nos corresponde seguir insistiendo en su mejora, y realmente desde nuestra dirección no hay una solución inmediata ante la desfavorable situación que presenta”, apuntó Leonardo Ortega Rosales, director general de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico en la provincia.
Maryoris Rubio Bonome, delegada provincial de Recursos Hidráulicos, reconoció que la delegación, los gobiernos municipales y la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico son tres actores fundamentales en el empeño de cambiar la realidad del río Capellanía y el arroyo Jíbaro.
“Es mucha la indisciplina social que contribuye a buena parte de la contaminación existente. Las corrientes y oxigenación del río se afectan a diario con las conductas inadecuadas. Las empresas de Aprovechamiento y Acueducto tienen contratos para evaluar el vertimiento de residuales, y tomar una acción inmediata.
“En tanto, la delegación dispone de un presupuesto para limpiar los márgenes del Capellanía, y lo ejecutan las empresas del municipio. El trabajo tiene que ser de conjunto porque no solo es el área hidráulica.
“Urge una vez se concrete la limpieza, buscarle funcionalidad a las zonas donde sea posible. Ya es hora de hacer partícipes a los ciudadanos y replantearnos las medidas para frenar la insensatez”, subrayó.
La ciencia habla…
En Guanajay –por si fuera poco- son tres los centros que generan contaminación en las aguas del río Capellanía: la UEB de Productos Lácteos, el Hospital Pediátrico José Ramón Martínez y la Tenería. Esta última, a partir de evaluaciones realizadas y la dilatada concreción de proyectos de saneamiento, representa una inmensa preocupación para especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en el territorio.
“La provincia tiene aprobada una estrategia ambiental para el ciclo 2021-2025. En ella están definidos nuestros problemas y un grupo de tareas que implementa el gobierno, y el Citma coordina. Participan además cerca de 39 entidades de la Agricultura, Recursos Hidráulicos, Educación, Salud Pública, entre otras”, declaró María Victoria López Cruz, subdelegada de medioambiente en la Delegación Provincial del Citma.
“En el caso del hospital y de productos lácteos han avanzado satisfactoriamente las labores para el tratamiento de residuales y su destino final. No sucede así con la tenería, cuyos productos químicos son considerados altos contaminantes.
“Debe existir una proyección mayor del gobierno municipal en este sentido. Es a quien corresponde hacer énfasis al respecto porque es en su demarcación donde se están contaminando o no sus aguas, y por ende también las subterráneas.
“Todos esos desechos generan un desperdicio que, tras la lluvia, se infiltra directo al manto freático allí donde no existe un sistema de tratamiento efectivo. Es hora de llamar las cosas por su nombre, establecer un consejo de cuenca en el que participen los involucrados directos para diagnosticar la situación, definir prioridades, ejecutar con calidad y luego evaluar.
“Las transformaciones que han ocurrido por ejemplo en el río Ariguanabo, de San Antonio de los Baños, no pueden verse como un sueño en Guanajay. Urge buscar la proyección estratégica que nos permita mirar al pueblo que queremos ser en 2030”, añadió.
¡Salvemos el Capellanía!
En ese ir y venir de los años lo seguimos perdiendo; mientras, los indisciplinados tiran a sus aguas cuanto se les ocurre, las multas son ínfimas comparadas con la gravedad del hecho y el trabajo en equipo no resuelve el compromiso.
“Para qué limpiar si lo vuelven a ensuciar” es la falsa creencia de algunos en la Villa Blanca. Sin embargo, lo que sí deberíamos plantearnos es permitirle el cauce que le corresponde a este río.
Eduardo Acosta Mora, intendente de Guanajay reconoció que “su estado no es algo novedoso. Estamos conscientes de los riesgos medioambientales, las imprudencias y causas que inciden de forma directa.
“Diseñamos ciclos todavía ineficaces para la recogida de basura en los barrios, calles y avenidas, no obstante, a diario limpiamos las dos calles principales (61 y 63). Uniremos en estos días todas las fuerzas del municipio para recoger la basura del río, e incidir en su mejoría”, señaló.
Los supuestos presupuestos y ¿el final?
No faltarán aplausos y reconocimiento para quienes de forma voluntaria bajen al río a limpiar las faltas de otros, pero esa no es la solución. También este reportero percibió dudas en el tratamiento a la situación tras entrevistas y análisis sobre un presupuesto para tal propósito.
Decir “no me corresponde” pareciera justo, de acuerdo a lo que establece un procedimiento de actuación escrito en papel. Pero acaso llegará el día en el que juntos pondremos primero nuestro orgullo de ser guanajayenses para revertir estos daños.
La ejecución efectiva de los presupuestos, llevar a los espacios de intercambio propósitos sustanciales y preparar expedientes o planes que el pueblo perciba, son modos de actuar a los que llama a diario el Presidente cubano. ¿Cuál será el proyecto de más impacto para los guanajayenses? ¿Qué dicen los estados de opinión en redes sociales, planteamientos, o rendiciones de cuenta? Pongamos el oído y la mirada ahí, donde está el verdadero sentir.
Sería indebido ser absolutos al decir que los guanajayenses contaminan su río; ¡no, eso no es así! Algunos, los imprudentes que no construyen el futuro, son culpables; que pongan encima de ellos el peso de la Ley. Es hora de sentar las bases y ser sistemáticos en la gestión de gobierno, solo así lograremos transformar peligros, entre amargas aguas. La naturaleza y los sensatos, lo queremos.
