Cada marzo, San Antonio de los Baños recibe un espectáculo de lujo que concibe, a detalle, el promotor cultural Raúl Hernández Montanaro.
La peña Su artista, un té, el poeta y algo más llegó el sexto día, del tercer mes, de 1994; un año desafortunado para Cuba por las secuelas del periodo especial.
Al economista de profesión, nadie tenía que convencerlo. Sabía que sería complejo enrolarse en un proyecto y hacerlo funcionar a puro corazón. Batalló, incluso, contra el escepticismo de quienes desconfiaron en su obra comunitaria como un ente transformador.
Al mundo del espectáculo le ha entregado todo cuanto ha podido. El director artístico, inició como aficionado en la Casa de la Cultura Raymundo Valenzuela, 30 años antes de inaugurar su propia peña.
En la aventura artística, tuvo la suerte de atrapar a un auditorio que disfruta cada espectáculo y lo sigue en sus propósitos, de esos públicos que lo ven crecer desde el barrio, pero también, en diversas plazas culturales de Mayabeque, Artemisa y La Habana.
En 29 años, la peña de Raulito ha presentado suntuosos elencos, y en esta edición, se organiza un homenaje especial a la vedette Rosita Fornés, que cumplió 100 años.
Para cultivar ensueños, en tiempos de crudas realidades, Montanarro mantiene su peña, con las mismas carencias, pero también, con el mismo entusiasmo, con el mismo optimismo.