Muchas veces le dispararon. Y otras tantas detuvo los disparos. Aquella tarde llovía y tuvieron que jugar bajo el agua. Fue un partido muy duro contra El Salvador; a pesar de eso, la artemiseña Shaila Hernández, capitana del equipo al premundial sub 17 en República Dominicana, brilló desde la portería y fue elegida entre los mejores futbolistas juveniles de Cuba en 2022.
Su tierra también le hizo un lugar entre lo más selecto, al escogerla como mejor atleta femenina de deporte colectivo. El horizonte parece haber venido hasta ella tras sus éxitos, incluso la convocaron a la selección de mayores.
Pero ni siquiera dispone de un entrenador de porteros. “Me ayuda mucho el de los varones”, comenta.
Admira a Emiliano Martínez y la manera en que defendió el arco de Argentina en la Copa del Mundo de Catar. Antes le impresionaban Ter Stegen y otros grandes. Sin embargo, “mi gran ídolo es Odelín Molina”, el villaclareño, quien no ha tenido reparos en enseñarla.
Sabe que cuando un adversario llega hasta ella es porque su equipo se ha quedado sin más defensa que su habilidad. Entonces, todo depende de su instinto. Para ese momento, asegura, “no tengo nervios, o, más bien, puedo vencerlos”.
Los penales son otra cosa. “Influye la suerte: si los rivales no se conocen, uno no sabe hacia dónde lo va a tirar ni el otro hacia dónde me voy a correr.
“Yo miro al balón y la forma en que van a patear. Las mujeres acostumbramos lanzarlo hacia la izquierda, casi siempre, y nadie ha intentado tirármelo a lo Panenka”.
Su novio no es futbolista, ni siquiera practica deporte, pero la acompaña a los partidos. Sabe que a ella le apasiona y lo disfruta, cual si lo llevara en la sangre.
“Mi sueño es convertirme en la mejor de Cuba y una de las mejores del mundo, como le prometí a mi tía Noelvis. Ya he disputado varios partidos internacionales. He jugado en las categorías sub 14, sub 17 y sub 20: no le tengo miedo a nada; aun así, hay que tener valor para esto.
“Voy a estudiar la Licenciatura en Cultura Física; quiero ser entrenadora de porteros, para que los otros tengan cuanto no tuve yo.
“¿El fútbol femenino en Artemisa? Lo veo mejor que nunca, con buenos equipos en el juvenil y el escolar, preparados para ser campeones nacionales.
“Este es un deporte bonito, el más lindo del mundo. Muchos padres lo creen un deporte masculino y no dejan a las muchachitas practicarlo. Cuando yo comencé, mi mamá me preguntó ‘¿tú te vas a apuntar en fútbol?, ¿a ti te gusta?’ Y le contesté que sí.
“Las madres deberían apoyarnos. Igual que los otros, es un deporte tanto de varones como de hembras. Y las muchachas a las que les guste deben luchar por él.
“Yo llegué a la selección nacional con la inspiración de mi familia, principalmente de mi tía Noelvis, la que me crió de niña y siempre me apoyó. Gracias a ella, he llegado hasta aquí. Desgraciadamente, murió. Seguí adelante por ella, con la ayuda de los compañeros de la escuela, del entrenador y de los seleccionadores, quienes vieron que tenía futuro, en Cuba y más allá”.
Lo de Shaila no era el voli, aunque lo intentó primero. A los 13 años, debutó como futbolista, y tampoco permanecería en el lugar donde la ubicaron: precisaba más velocidad para fungir como medio de contención. La estatura la llevó bajo los tres palos, allí donde su valor y reflejos achican el arco a los depredadores de área.