Los hombres destejen la maraña de hojas acumulada encima de los cables. Los trozos del jagüey centenario que se levantaba majestuoso a la entrada de Caimito, hoy son un cadáver que han ido desmembrando de a poco.
Llega entonces esta intrusa o por lo menos me siento así. Aun cuando la profesión lleva años acompañándome, no sé cómo interrumpir, cómo pedir permiso.
A sus 67 años Julio Pedro Rodríguez Hernández lidera uno de los equipos de Etecsa encargados de liberar la fibra óptica enterrada bajo el árbol en la avenida 41 del pueblo.
“Apoyamos primero en La Habana, después en San Antonio y de ahí a esta tarea. La idea es recuperar todos los daños en este pedazo de carretera que está entre los más afectados, porque tiene postes inclinados y algunos partidos”.
“Aquí estaremos hasta terminar todo: barrenar, sustituir postes y tensar cables. Luego continuaremos hacia Artemisa y de ahí para San Cristóbal, uno de los municipios más afectados”.
Conversamos mientras él sacia la sed. En su cara hay vestigios del trabajo, pero también una mirada noble y una sonrisa imborrable. Con más de 40 años de pericia en el oficio, sus ojos han visto otros desastres, incluso lejos de casa. Por eso afirma seguro que “de esta nos recuperamos”.
En total. 12 trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de la División Territorial se encargaron del arduo trabajo, dos camiones restablecieron cerca de tres kilómetros. La complejidad venía dada ante todo porque la fibra óptica seguía funcionando, aún escondida debajo de las ramas. Era preciso trabajar con cuidado, pues un movimiento en falso acabaría con las comunicaciones entre Guanajay y Caimito, explicó Armando Rodríguez Martínez, especialista de la Unidad Operativa de Artemisa.
“Las dos brigadas de línea trabajan en la solución del problema. Se hace más lento el avance porque no tenemos motosierras, pedimos el apoyo del Gobierno en ese sentido y acá nos acompaña el intendente”.
Armando es joven y aunque no es parte de la brigada en sí, trabaja codo a codo con el resto. “Acá serán alrededor de dos días en esto por la complejidad, pero estamos trabajando para restablecer todo y eso es lo importante”.

Luz desde Mayabeque
También el tendido eléctrico de Caimito sufrió mucho con Ian. Tras la estela de postes y cables caídos que dejó a su paso, llegó otra fuerza huracanada para reparar el daño: la de los linieros, quienes laboran sin descanso para el restablecimiento del servicio eléctrico.
Desde el tres de octubre, un contingente de la Empresa Eléctrica de Mayabeque apoya en las labores recuperativas. Seis brigadas compuestas por 65 hombres y equipamiento, devuelven poco a poco la luz a Caimito.
“Si algo caracteriza a las fuerzas del sector eléctrico es la solidaridad. Trabajamos en Mayabeque, luego en La Habana y ahora estamos acá en Artemisa”, declaró Carlos Tirado, responsable del aseguramiento de la brigada.
“El objetivo es recuperar los daños en las redes, postes y transformadores en el menor tiempo posible. Contamos con experiencia en el enfrentamiento a situaciones meteorológicas, así como la capacitación necesaria”, explicó.
En el pueblo de Don Mariano encontramos una brigada de siete integrantes; son de San José de las Lajas y ni el Sol intenso de las dos de la tarde los hace retroceder: sustituyen el poste que llevará luz hasta unas cinco casas que llevaban ocho días sin el servicio.
La grúa baja el poste a tierra, el equipo de técnicos, bien sincronizado, lo coloca en el hueco y pasan luego a realizar las conexiones, como en una tarea rutinaria, sin olvidar la camaradería, las bromas y la confianza de quienes ponen la vida en el otro.
“Comenzamos el propio lunes y asumimos las tareas en varios poblados: Los Naranjos, Vereda, Verde Sol, siempre cumpliendo protocolos para evitar accidentes”, comentó Roilen Tamé Cruz, liniero eléctrico, con tres niños en casa que esperan por su llegada y con quienes mantiene comunicación constante.
“Siempre existen riesgos, debemos trabajar desde la prudencia, pues esta no es nuestra zona de trabajo habitual y no conocemos los circuitos, por eso resulta muy importante saber al dedillo las limitantes y seguir las indicaciones de los jefes”, asegura.
Jorge Roig, director de la UEB de la Empresa Eléctrica Caimito, agradece el apoyo de los mayabequenses: “La brigada nuestra es de solo ocho linieros. Ellos han sido un respiro, al llegar a muchas zonas rurales de difícil acceso”.
Las gracias también les llegan del pueblo, ese que le brinda el buchito de café o un vaso de agua. Cuando usted lea estas líneas casi la totalidad de la población caimitense tendrá luz eléctrica, y a estos hombres por siempre en el corazón.
