“Maravilloso trabajo realizan los jóvenes maestros del pedagógico de Alquízar en el centro de aislamiento. Con gran amor, dedicación, paciencia y esfuerzo en su trabajo, los niños y padres que nos encontramos aquí queremos darle las gracias y siempre estarán en nuestros corazones”, así afirmaba Yanet Hernández en su cuenta de facebook.
Andry González Pacheco es uno de los jóvenes mencionados, durante siete días estuvo en el centro de aislamiento de la Escuela Interarmas de la FAR General Antonio Maceo; ubicada en Ceiba del Agua.
Él junto a nueve de sus compañeros de la Escuela Pedagógica Rubén Martínez Villena miraron de frente al virus. Este caimitense cuenta en su haber siete misiones de este tipo.
“Trabajamos en el cuartel tres, donde se encontraban los niños sospechosos y contactos de personas con COVID 19. La jornada empezaba bien tempranito, a las 6:30 de la mañana, éramos los encargados de dar el desayuno, limpiar los cuatro dormitorios, repartir la merienda, el almuerzo y la comida. También limpiabamos los pasillos y la entrada”, explica.
“Esta era nuestra misión principal, pero cualquier cosa que hiciera falta ahí estábamos para ayudar al personal médico.
Durante ese tiempo brindamos mucho amor y cariño a los niños. Dibujamos, inflamos globos y cantamos canciones. Entrar a los salones implicaba conversar con ellos, sacarles una sonrisa”.
Cambiaron el aula por estar allí donde se brinda atención a pacientes positivos a la COVID 19. Los nuevos tiempos le hicieron dejar atrás el olor a tiza, la pizarra, las clases a distancia para ser voluntarios en esta tarea. Luego del aislamiento y de obtener los resultados de los PCR regresarán a casa, al reencuentro con la familia y los amigos.

Con un alma inmensa estos jóvenes hacen de lo asombroso algo cotidiano. Muestran cómo a Cuba los jóvenes le ponen mucho corazón.