Mario (Marino) Collazo Cordero nació el día 6 de enero de 1924, su familia vivía en el barrio La Murreanga en Artemisa. Marino, tuvo cinco hermanas, él fue el único varón de su estirpe, por lo que desde temprana edad se puso a trabajar la tierra con su padre, para poder apenas mantener el resto de su familia.
Su vida laboral fue muy diversa, motivado por la difícil situación económica familiar, trabajó primeramente en la finca La Gabriela, cerca de la actual carretera del IPUEC “Marcos Martí”. A inicios de los años 50, se fue a trabajar con su padre para la fábrica de conservas La Conchita en Pinar del Río como tonelero.
Poco después, motivado por las enseñanzas de su padre, se incorpora a una célula clandestina, donde se encontraban además Severino Rosell, Gelacio Fernández, Orlando Galán, Rosendo Menéndez; entre otros. Ellos se reunían en sus distintas casas para organizar sus acciones. Sus actividades revolucionarias fueron diversas y por ese motivo los detuvieron en varias ocasiones, pero sin alejarlos de la lucha.
Para el asalto al Moncada, Marino recibió la orden de salir desde la terminal de la ruta 35 en Artemisa, rumbo a La Habana y luego a Santiago de Cuba, donde en la granjita Siboney, fue que se enteró -por boca del propio Fidel- de la envergadura de la acción a acometer.
Conociendo que no alcanzaban las armas para todos, fue uno de los primeros en ofrecerse voluntario para asegurar su puesto en la acción. Luego fue uno de los encargados de conseguir uniformes del ejército batistiano para pasar desapercibidos durante el ataque. En esa tarea recibió ayuda de Florentino Fernández quien le facilitó esa ropa.
Durante la acción combativa a Marino lo alcanzó una bala en la cabeza, hiriéndolo de gravedad. Producto del impacto cae al suelo y es apresado por las tropas batistianas. Casi de inmediato lo conducen hacia el trasfondo de la Cárcel de Puerto Boniato, donde pudo reponerse de la herida.
Luego de un tiempo logró conseguir un salvoconducto que le permitió salir de allí, llegando a Madruga –actual provincia de Mayabeque-, donde fue detenido nuevamente y conducido hasta el Servicio de Inteligencia Militar, donde estuvo detenido diez días, hasta que lo soltaron. Desde ese momento se mantuvo vigilancia sobre él, hasta el mismo día del Triunfo Revolucionario.
Así y todo fue capaz de ayudar activamente al Ejército Rebelde desde la clandestinidad, al garantizar el envío a la Sierra Maestra de armas, medicamentos y pertrechos de guerra, indispensables en un conflicto armado.
Ya tras el triunfo revolucionario, pasó a realizar funciones en el Estado Mayor de la Marina de Guerra Revolucionaria, posteriormente se trasladó hacia el Hospital Militar Carlos J. Finlay, a trabajar en la Clínica Estomatóloga, hasta que se licenció del Ejército, pasando a formar parte de la Defensa Civil.
Luego comenzó a laborar en una granja de auto consumo del Ministerio de Comunicaciones, dirigida por Jesús Montané, posteriormente -con el objetivo de acercarse a su familia- comenzó a trabajar en la Cooperativa Pesquera de la Playa Majana y después cambió de puesto de trabajo para el Instituto Nacional de Desarrollo y Aprovechamiento Forestal (INDAF), como trabajador forestal, donde laboró hasta su muerte el día 2 de julio de 1978.
Al morir ostentaba las siguientes condecoraciones:
- Medalla Conmemorativa por el XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.
- Medalla Conmemorativa por el X Aniversario de la Fundación de la Escuela Interarmas “Antonio Maceo Grajales”.