La guanajayense Yaneysis Vicet Canga es una mujer emprendedora, capaz de todo lo dignamente posible por aportar al sostén económico familiar, pero la vida se ha encargado de hacerle escabrosos los caminos. Hoy sin embargo sonríe agradecida. Ha sido seleccionada entre las artemiseñas que conforman el Proyecto EspuMás, que auspician la Federación de Mujeres Cubanas y el Ministerio de Comercio Interior (Mincin).
A la entrevista telefónica no puso reparos, aun cuando el horario no fue el más apropiado y su casa era algarabía total, entre la carcajada de los niños que ya esperaban por el almuerzo, los reclamos de su esposo enfermo que insistía en hablar “de otros asuntos” con la periodista y un ruido muy leve- en tiempos precisos- de lo que supuse era el motor de una lavadora.
“Toda la vida he lavado y planchado para la calle, aunque ahora me siento más protegida porque además de generar ingresos puedo acumular para una jubilación”
Y me pierdo en la historia que a trozos me cuenta esta mujer de 44 años, que por vez primera nota que su trabajo sirve para mucho más que llevar el plato de comida a la mesa de su numerosa familia.
“El papeleo fue incómodo para mí pero supongo que necesario. Ahora soy Trabajadora por Cuenta Propia, aporto a la sociedad con el pago de mis tributos, soy útil en la comunidad, y lo más importante, tengo independencia económica.

“Todavía no cuento con un listado de precios para que los clientes se sientan respaldados. Hasta ahora cobro 100 pesos por el bulto de ropa y una diferencia cuando me traen sobrecamas y colchas
“Imagínese, un bulto viene siendo la ropa de la semana que se acumula en una casa de tres personas, más o menos
“La lavadora es de marca GELECT, semiautomática y con ella me vendieron los primeros 36 pomos de detergente. Cada envase trae dos litros y en cada proceso de lavado uso una tasita de líquido, porque déjeme decirle que blanquea y hace buena espuma
“El arrendamiento de la lavadora se hizo a través de la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados, del Mincin, pero siempre estuvo la mano de la FMC, quien hace la selección entre un grupo de mujeres que tenemos una situación compleja en casa y nos resulta difícil cumplir con un horario en un centro de trabajo
“Sin dudas es un negocio factible. Con todos los problemas familiares que tengo, me puedo ganar la vida sin salir de aquí. Gestiono los clientes en la misma comunidad y lavo en el horario que me resulte más cómodo. De esta manera cumplo con la clientela y apoyo a mi familia, lo que diríamos, un todo en uno.
“Gran parte de mi vida me he mantenido vinculada al trabajo con la organización femenina. Hace más de 15 años soy activista del bloque 31 de la FMC en el consejo popular #2 de Guanajay. Y ahora también asumí la presidencia de mi CDR, actividad que hacía mi esposo, pero enfermó y decidí seguir el trabajo que él había iniciado
“No tengo mucho tiempo disponible pero me gusta sentirme útil, así que trato de combinar todos los quehaceres de manera que pueda cumplir con todo y con todos”
Como Yaneysis, otras artemiseñas han sido beneficiadas con el proyecto EspuMás, nacido de los reclamos del X Congreso de la FMC, y la necesidad de generar empleos para féminas que no pueden incorporarse al trabajo estatal, por diversas causas, casi siempre de índole familiar.
Las posibilidades de crecimiento son infinitas, pues la gestión de clientes se extiende, incluso, a entidades estatales, cuestión que está clara para mi entrevistada, según la respuesta a mi última pregunta: “Ahora que la palabrita está de moda, sí, me siento una mujer empoderada, económicamente hablando”