El tiempo parece no transcurrir en la memoria del joven ariguanabense Marlon Méndez Cabrera. El 16 de agosto de 2014 marcó su vida para siempre. En esa fecha conoció personalmente al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en visita a su hogar, invitado por el líder histórico de la Revolución Cubana.
Hoy, a la edad de 14 años, el estudiante de noveno grado en la secundaria Rafael Valdés Pérez, mantiene viva la imagen del barbudo de la Sierra Maestra, en una valiosa exposición personal que atesora en su habitación. La reinauguró como saludo al nuevo aniversario del natalicio del querido mandatario cubano.
Al visitar su hogar para conversar con Marlon y conocer de su amor por Fidel, nos recibió con una frase: “Fidel vive en cada uno de mis pasos, es mi ídolo y guía”.
¿Por qué renuevas la exposición?
Es una manera sencilla de mantener vivo al Comandante en su natalicio 94, más en estos tiempos difíciles que atraviesa el país con la pandemia. Él es ejemplo para todos los revolucionarios; donde quiera que se encuentre, nos guía con su pensamiento. Sus imágenes inspiran mis pasos por la vida; tenerlo en mi dormitorio es como una luz para iluminar mis ideas y acciones de joven revolucionario.
¿Qué diferencias tiene con relación a la anterior?
Agregué algunas fotos. También aparecen el Premio del Barrio que me entregaron los compañeros de la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, hace un año, y la bandeja que utilizamos Fidel y yo, en mi visita a su casa, donde me brindó acerolas y sostuvimos una larga conversación. Además, incluí, como algo novedoso, los libros La victoria estratégica y Ahí viene Fidel.
¿Cómo recuerdas esa visita?
Fue un sueño hecho realidad. Ese día marcó mi vida para siempre. Fidel es para mí un ídolo, mi segundo padre. Aquel 16 de agosto conversamos de mis estudios futuros, las preferencias que tenía como niño en cuanto a juegos y lecturas y lo que conocía de su vida como revolucionario.
¿Es cierto que le prometiste estudiar una carrera militar?
Sí. En ese momento le dije que quería ser piloto de guerra. Él me respondió: “piloto de guerra, no; es mejor que seas piloto de paz”. Entonces le prometí que estudiaría una carrera militar para defender la Revolución y seguir sus pasos. Ahora en septiembre comienzo mis estudios en el Instituto Hermanos Tamayo del municipio Playa, en La Habana.
¿Qué repercusión tuvo en tu vida esa visita?
De la noche a la mañana me convertí en noticia en todos los cintillos de prensa del mundo. Ese no era mi objetivo. Yo solo quería conocer personalmente a Fidel y decirle que lo amaba por ser un hombre íntegro que luchó por una causa justa para los niños de su Patria.
¿Y qué sucedió a partir de entonces?
Llegaron entrevistas en los medios de prensa. Visitas a mi hogar de periodistas de la CNN, Telesur, la Radio, la Televisión y la prensa escrita nacional y provincial. En todas hice énfasis en mi objetivo: solo quería conocer a Fidel, abrazarlo y ofrecerle un saludo militar.
Luego estuve en Birán y el cuartel Moncada, en un recorrido que patrocinó el Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. Participé en el lanzamiento de varios textos de la editorial Verde Olivo y fui invitado a sus honras fúnebres, donde le rendí tributo en una guardia de honor.
¿Cómo transmites esas vivencias?
Lo hago de la mejor manera. Soy de los jóvenes que gusta de compartir con mis amigos de la escuela. A la casa vienen profesores y alumnos a realizar clases prácticas de Historia, y les muestro mis fotos y libros, para que se cultiven con la historia patria. También represento a la escuela en eventos y concursos dedicados a la figura de Fidel.
Tuve el gran privilegio de visitar al Comandante, pero soy un joven como los demás. Me levanto temprano y preparo los libros de la escuela. Al regresar a casa, me cambio de ropa y juego al fútbol con mi hermanito Alejandro y los amigos de la cuadra, deporte que me apasiona. También sigo los noticieros y estoy al corriente de cualquier edición dedicada a Fidel, para agregarla a mi archivo.
La juventud debe confiar siempre en la Revolución cubana. Vivimos momentos difíciles con el recio bloqueo imperialista y la pandemia del coronavirus, pero siempre prevalece la solidaridad y nadie queda desamparado.
