« Pocos pretextos le atan a casa en este período, después de meses de aislamiento social. Una etiqueta pujaba por la vida frente a la COVID, pero ahora la propuesta es otra: #DisfrutaElVerano »
El agua fresca baja de las montañas e invita a sumergir el cuerpo. Una canal recién pintada convida a la aventura en el campismo popular La Chorrera, una de las siete instalaciones de este tipo con servicio de alojamiento en el territorio.
Convertido en el primer centro de aislamiento de Cuba para pacientes sospechosos de la COVID-19, el lugar fue certificado por Salud Pública para ofrecer hospedaje, y así deja atrás meses difíciles de lucha contra la enfermedad.
Ahora encara un nuevo período, que también exige precaución, uso de sus capacidades al 50%, higiene y presencia constante de cloro, guantes y nasobucos, entre otros requerimientos.
Pero los primeros campistas que llegaron a sus predios, el jueves último, encontraron de seguro cabañas más confortables, a las cuales habían sustituido la cubierta de canalones por fibras plásticas. Ellos disfrutan de dos ventiladores y acogedores colchones de esponja.
Allí trabaja una brigada de la Empresa de Proyectos (EPOC) de La Habana, responsable de nuevos techos y colores, y de revivir un grupo de cabañas fuera de orden durante años.
En diálogo con Yaneisi Blanco Ibarra, subdirectora de La Chorrera, explicó la presencia de 45 cabañas, aunque solo 24 estarán disponibles en la primera fase, con la mitad de su alcance: en las de dos ubicarán una persona; en las de cuatro, dos; y en las de seis, tres.

Asimismo, la enfermería es objeto de intensa labor por estos días: le azulejaron el baño, una meseta y un closet, de modo que el personal de Salud pueda contar con mejores condiciones de trabajo. Hoy pernoctan en las primeras cabañas el enfermero, un médico y un epidemiólogo, incorporados al campismo tras los efectos de la pandemia.
A tono con la restauración, el quiosco espera una nueva cubierta en su portal, al igual que una de las cabañas de las dos que poseen aire acondicionado. Y el punto de venta de carretera vinculado al campismo trabaja 12 horas hasta la fecha; ofrece café, bocaditos y otras delicias.
Entre las mayores bases de la provincia sobresale La Chorrera, destino de muchas familias en el verano, que se une a las propuestas del resto de las instalaciones.
Lázaro Alberto Mederos, director de la Empresa de Campismo de Artemisa, destacó el rediseño y arreglo de los baños de El Taburete; el cambio por cinc de puertas y ventanas de madera, reparación de escaleras y enchape de mesetas en La Altura; y la sustitución de redes hidrosanitarias y baños remozados en La Coronela.
También aludió a la reparación capital de San Pedro, que implicó cambio de colchones, mesas de noche en los cuartos, pintura, azulejos, minibar y cercas: más confort para los amantes de la naturaleza.
En el caso de Villa Cocomar, en Caimito, resulta ideal para un pasadía junto a su extensa piscina, pues sus cabañas, muy deterioradas por el paso del tiempo, requieren inversión, pendiente de financiamiento.
Rescatar el alojamiento en 49 habitaciones de La Herradura constituye otro de los propósitos, a largo plazo; sin embargo, ya se concretan inversiones en Villa La Cuca, ubicada en La Lisa, para la construcción de 19 habitaciones, 11 en divisas y ocho en moneda nacional, a concluir a finales de 2020, mientras intentan rehabilitar otras ocho en La Coronela y 20 en Jardín de Aspiro, cerradas durante años.
Tales novedades llegarán en julio y agosto, afirma el director, gracias al trabajo de brigadas de la UEB de Mantenimiento Constructivo de Guanajay, y de la EPROC.
Durante la primera fase venden el 60% de toda su capacidad, solo a los 11 municipios de la provincia, con prioridad a quienes habían reservado desde antes.
Si le interesa acudir al campismo, diríjase a la Oficina de Reservaciones en la Villa Roja, a la sede de la Empresa en Candelaria o a su quiosco en Güira de Melena. “Con un taxi movemos a las gestoras de venta al resto de las localidades, por lo menos un día en la semana a cada una”, agregó.
Mederos subrayó que, al ofertar ciclos de lunes a jueves, y de jueves a lunes, aumenta el número de campistas, si bien las bases privilegiadas con playas, como San Pedro y La Altura, pueden extender la estancia hasta una semana.

Habrá Caballitos tras la COVID
¿Quién se resiste a regresar al sitio donde fue feliz? Por eso el Parque Infantil Los Caballitos, perteneciente a la Empresa de Alojamiento y Recreación del territorio, prepara su reapertura el 1 de julio, y acogerá hasta 500 personas, la mitad de las previstas en toda su extensión.
Tienen garantía de harina e insumos para pizzas, asegura Misladys Calderín Torres, administradora de la unidad, al tiempo que “esperamos el helado, bolsitas de refresco, confituras” y otras atracciones que mitigarán el fuerte estío, con 15 bicicletas recibidas recientemente para el disfrute de los pequeños.
Solo funcionaba un carro loco el día de nuestro recorrido, y faltaba un interruptor eléctrico capaz de echar a andar la estrella, pero ya gestionaban asesoría técnica y equipos inflables, un reclamo de sus asiduos.
Habrán de apartar un tiempo para desinfección durante la jornada, precisó Anabel Rodríguez Véliz, directora de la UEB Artemisa de Alojamiento y Recreación, responsabilidad de cada operario de equipos. Más detalles sobre el tema podrá encontrar en próximas ediciones.
Terminó el confinamiento, y la familia merece celebrar a su manera. Quizás le conquista el campismo, económico y agradable, o se decante por los parques, fuente de alegría para niños y adultos. Escoja la opción de su preferencia, y disfrute el verano, juntos y precavidos, por naturaleza.
