Durante cuatro meses la Covid-19 ha mantenido en jaque a la población cubana. Desde entonces, nuestro medio de comunicación se ha dedicado, diariamente, a actualizar a quienes nos siguen en redes sociales y pedían cada vez más información sobre confirmados y sospechosos.
Incluso, en un acto de violación de la privacidad, hubo quienes inquirieron nombres completos de los pacientes y direcciones particulares de quienes resultaban sospechosos o positivos en la provincia.
Datos totales
El coronavirus en Artemisa registró su primer caso el 21 de marzo. Luego, en goteo distante, llegaron los próximos 37 positivos. Se realizaron más de 300 controles de foco, que aunaron a 346 sospechosos, y se identificaron 1 484 personas en las redes de contactos, quienes fueron ingresados en alguno de los cinco centros de aislamiento activos.
El Campamento CCCC, de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, mantuvo en cuarentena a 146 personas. Mientras, la Escuela Internacional de Cine y Televisión inició el confinamiento desde la aparición del primer caso el 29 de marzo, hasta el 5 de mayo.
Casi cuando nos creíamos libres del coronavirus, a finales de mayo y relacionados con el evento de trasmisión local de la tienda La Época en la capital cubana, cinco nuevos casos se diagnosticaron en la localidad bautense Corralillo, única en el territorio que requirió aislamiento y medidas especiales de entrada y salida de la comunidad.
Así, tres meses después, Artemisa cuenta un lamentable fallecimiento, para un 2.6% de letalidad y un total de 37 personas recuperadas, todas con alta epidemiológica.
Cada día significó una jornada intensa. La demostración son las 3 367 pruebas de PCR realizadas y los más de 5 510 tests rápidos aplicados.
¿Algo positivo?
¿Qué pudiera tener de enseñanza un virus que ha enfermado a 14,5 millones de personas y le ha arrebatado la vida a más de 600 000? Increíblemente, pese a lecturas entre líneas como las de estos números, es coherente destacar ciertos aspectos positivos para la salud pública y la sociedad.
“Fue preciso organizar más el trabajo desde el punto de vista epidemiológico. Sumamos personas a las pesquisas activas, y llegamos a casi toda la población con este método de diagnóstico. Además, la realización de controles de focos y el aislamiento preventivo posibilitaron un número menor de contagios”, enfatizó Eiglys Argudín Somonte, subdirectora provincial de Salud Pública para la atención de Higiene y Epidemiología.
“¿Positivo? Aprendimos sobre el manejo de este tipo de enfermedad, y puntualmente debimos preparar a personas que se integraran al equipo de respuesta rápida. Asimismo, concertamos activar un puesto de dirección para manejar las situaciones diarias, y reforzamos la labor conjunta entre quienes llevaron las estadísticas y los encargados de la asistencia médica.
“En definitiva, nos crecimos en cuanto a la especialidad en la provincia. Hubo municipios que trabajaron muy bien y atendieron excelentemente los centros de aislamiento ubicados en ellos. La activación de los Consejos de Defensa tuvo el apoyo del Gobierno, vital en el movimiento de pacientes a los centros de aislamiento y en el desarrollo y manejo de la enfermedad”.
Sin dejar caer las medidas
De este modo, Artemisa le dio jonrón a la Covid-19 y quedó en el duodécimo lugar del país en cuanto al número de contagiados. Aunque eso no significa desprendernos del nasobuco ni mirar de soslayo al distanciamiento social, pese a haber arribado desde el lunes a la fase tres.
Restan jornadas de responsabilidad cívica, para asumir el hipoclorito como medida sanitaria permanente en centros gastronómicos y laborales, incluso en el hogar. Hagamos hasta lo imposible por evitar futuros rebrotes de esta pandemia que nos mantuvo en casa demasiado tiempo