Lo más significativo de este combate, en el que las fuerzas insurrectas perdieron a 85 hombres, fue la sui géneris manera de pelear de los cubanos, en total desventaja frente a sus enemigos, manera que se emparenta con el modo de los moncadistas, pues si a estos bisoños les faltaba experiencia y armamento ante aquella hora cero, a los de Maceo también les faltaba por arrobas y, para colmo de limitaciones, a muchos solo los acompañaba como arma de combate un jarro de aluminio de beber agua