Desde finales de noviembre de 2022 la pequeña Karol, hija de la ariguanabense Yanisel Pérez, no ha podido asistir a talleres de danza en La Habana, a los que accedió, gracias a su talento, en un casting multitudinario.
Su mamá la llevaba en el tren de San Antonio de los Baños, pero la “función acabó” desde que se fundió el motor. La historia tal vez se repita en otros hogares; pues muchas personas dependen de este vehículo para llegar al trabajo, acudir a turnos médicos, visitar familiares, entre otras diligencias.
En la línea férrea de la Villa del Humor se añora el sonido característico del tren, mientras solo puede apreciarse basura al costado del paso de los pobladores hacia una comunidad denominada Callejón del Deysi.
“El cochemotor tenía dos salidas diarias: 5:55 a.m. y 1:55 p.m. con rumbo a La Habana, y de regreso de la estación 19 de Noviembre podía abordarse a las 10:05 a.m. y 4:25 p.m.”, recuerda Gledia Olamendi González, expendedora de boletines, “aunque existen seis salidas en el itinerario, que no se cumplían por disponer de un solo cochemotor.
“Noventa personas sentadas, además de unas 20 de pie es su capacidad. Se trata de un tren con bastante flujo de pasajeros en los tramos hasta el Rincón (5 pesos), Boyeros (8), y de Fontanar hasta Almendares (10 pesos), y 12 en total hasta la estación 19 de Noviembre, ubicada en el municipio Plaza de la Revolución”.
Al dialogar con Margarita Rodríguez Morejón, la experimentada jefa de estación, refiere que antes pertenecían a Mariel. “Una brigada de trabajadores por cuenta propia restauró el local, pero durante la Covid-19 se produjo el cambio de mando hacia la UEB Ferrocarriles Habana”, a quien pertenece el vehículo. Por tanto, ¿qué perspectivas hay de volverse a montar en el tren?
Deterioro sobre rieles
Yosvany Curbelo Cruz, director general de Ferrocarriles Habana, precisó a el artemiseño que la obsolescencia y la intensa explotación del motor exigieron que se paralizara. “Fue sometido a reparación general en la empresa industrial ferroviaria José Valdés Reyes, en Cárdenas, Matanzas. La inversión debe concluir durante el primer semestre del año”.
Según el directivo, “no poseen otros cochemotores; sólo uno ejecutivo, demasiado pequeño por su capacidad para 28 personas. Lo colocamos un tiempo; sin embargo, lo retiramos porque estaba creando un problema social, al no poder recoger ni la mitad de los pasajeros”.
En tanto, sí se precisa mantener el estado constructivo de la estación. Curbelo Cruz afirmó que la restauración concluyó en 2021, cuando se creó la empresa FerroMar en Mariel y esta dependencia pasó a sus manos.
Otra de las inquietudes corresponde a la pérdida del teléfono a partir del traslado a La Habana. Curbelo Cruz aseguró que “se ha tramitado con la dirección de Etecsa en la provincia y con el propio Gobernador. El contrato está hecho; esperamos la capacidad del par, lo cual debe resolverse antes de que salga el cochemotor”.
También aspiramos a que se solucione el vertedero de basura en la línea, fruto “de la indolencia de la población. A pesar de que los hemos requerido en muchas ocasiones y Comunales ha limpiado el área, continúan arrojando desechos sólidos desde varias zonas del pueblo, aunque existe un vertedero cerca”, lamenta Gledia Olamendi.
Aunque no esté el cochemotor, “ofrecemos reservaciones con un mes de antelación para los trenes nacionales, pues disponemos de cuatro capacidades para los especiales a Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo y el regular a Bayamo. Los clientes pueden comprar el ticket en la agencia Viajero de Artemisa o el propio día del viaje”.
Que San Antonio de los Baños necesita su tren nadie lo duda. Aún quizás esté fresca en la memoria de sus pobladores la estación reinaugurada en mayo de 2019, según revela el reporte de la emisora local Radio Ariguanabo, “luego de más de cinco años en malas condiciones”.
Aquel acontecimiento, al cual asistió Miguel Marrero Rodríguez, otrora director adjunto del ramo en Artemisa, respondía a quejas de la población sobre la mala calidad del valioso servicio y perseguía el objetivo de estabilizar el transporte de pasajeros.
Ojalá que la edificación logre conservar su lozanía para cuando regresen el murmullo de la vía férrea, el ajetreo de los pasajeros y la felicidad de viajar a La Habana sin sobresaltos ni multas al bolsillo.