Enclavado en la Sierra del Rosario, Candelaria, se extiende el ambicioso Complejo Las Terrazas, también conocido como Plan Osmany, que abriga notables atractivos para el turismo nacional y extranjero, en tanto resulta la principal fuente de ingresos en la pintoresca localidad.
Su hotel, nombrado Moka, fue construido en 1994 y ya cuenta con 47 habitaciones, 40 de ellas en el bloque de la propia edificación y cinco insertadas en casas de pobladores, pues muchos de los clientes prefieren el intercambio directo con las familias de la región. Su arquitectura está ideada desde la comunión y el respeto a la naturaleza, construido en un área reforestada y Reserva de la Biosfera desde 1985.
Pero, el impacto de la situación pandémica, marcó también en esta instalación un cambio de paradigma, e impuso la necesidad de rediseñar las ofertas para el turismo nacional, ya que antes del 2019 el mercado principal provenía de Europa. Y esa capacidad de reinventarse ha facilitado la paulatina normalización del turismo internacional hasta la fecha.
Según Yenis Martínez Tielves, relacionista pública del hotel, los nuevos precios que se están manejando tasan la habitación para dos personas, en 11 400 cup (turismo nacional) o 95 MLC (turismo extranjero), oferta que incluye desayuno, mini bar en la habitación, canopy y una hora de paseo en bote; el resto de los servicios, como restaurante y bar, son a la carta. Una opción más llamativa pudiera ser el pasadía: 1 300 cup por persona, con almuerzo y un líquido incluidos.
El turismo de naturaleza es lo que atrae con más frecuencia a los visitantes. Múltiples ofertas entre las que figuran el senderismo, caminatas que combinan el turismo ecológico con la observación de aves, y recorridos por casas de artistas locales para conocer su obra. “El sendero que más se vende es La Serafina, que incluye la observación de fauna endémica”, refiere Martínez Tielves.
Segmento de amplio atractivo turístico y recreativo es el área de la piscina, que incluye un ranchón equipado con personal capacitado en la coctelería.
Xiomara Montano Cala, dependienta, bartender, y fundadora del hotel, considera que, en términos adquisitivos, la instalación “tuvo el propósito de dar empleo a los pobladores, a los jóvenes, sobre todo. Y también en lo relativo a la situación de vivienda ha significado un apoyo. El complejo ha sido el sostén de toda la comunidad, no ha faltado el vínculo entre ambos”.
La calidad en la atención al cliente, sea extranjero o nacional, es la constante que prevalece entre los trabajadores hoteleros. “Lo esencial es saberse comunicar, aquí los trabajadores del servicio unos hablamos inglés, otros, francés, lo cual permite personalizar el trato”.
Para Teresa Díaz Reyes, camarera en el área de alojamiento, la instauración del hotel ha significado una oportunidad para la comunidad en vías de desarrollo, autonomía económica… “estoy agradecida por la llegada del proyecto comunitario pues supuso una mejoría económica para las familias. Quien es parte de la comunidad, es parte del turismo”, concluyó.
En contexto covid, con el cierre de todos los servicios, se entendió el turismo nacional como una potencial fuente de mejoramiento. Ya en la etapa pos pandémica, y frente a los retos de reapertura y la disminución de clientes, son obligadas nuevas estrategias de funcionamiento que conjuguen el turismo foráneo, más recatado y apacible, con el turismo nacional, más cercano y enérgico.