Alarmantemente secos han sido los primeros tres meses de este año, situación que ha complejizado el trabajo de bomberos y guardabosques en la provincia, dada la cantidad de incendios que se reportan a diario en toda nuestra geografía.
Pero no solo las condiciones meteorológicas los han puesto en aprietos. A la intensa sequía se suma la negligencia y el no hacer debida y oportunamente en nuestro radio de acción, cuanto incluyen los planes de prevención.
Hablo entonces de las líneas cortafuegos, de la chapea de las laderas de las carreteras, de la vigilancia y el aviso oportuno para que lo que casi siempre inicia como un pequeño foco, no se convierta luego en un incendio de grandes proporciones, con el consiguiente daño a propiedades, flora y fauna.
Autoridades del Cuerpo de Bomberos en la provincia dieron a conocer en reciente intercambio con directivos de entidades del territorio, sobre unos 500 siniestros en lo que va de año, una cifra que invita a la reflexión sobre cuántos de ellos se pudieron evitar con el actuar de las propias fuerzas de las entidades.
De esos, 349 corresponden a incendios en vegetación o quema de maleza. Tras el análisis de las causas casi siempre salen a la luz violaciones y más que eso, el no haber hecho en su momento lo debido.
La cifra de hasta unas 30 salidas diarias, dice mucho del ajetreo de nuestros bomberos para dar respuesta a todas las situaciones que se presentan en la provincia, muchas de las cuales podían haberse evitado con la vigilancia permanente sobre la quema de maleza, o simplemente con tener establecida en cada porción de tierra las barreras para contener el fuego.
Resulta oportuno además tener bien identificados los recursos y el personal con que cuenta cada quien, para extinguir un incendio desde su mismo inicio y elevar la percepción del riesgo: no podemos pensar que el fuego va a apagarse solo. Siempre que veamos, aunque sea una pequeña llama, es deber comunicarlo a las autoridades más cercanas.
El cuerpo de Guardabosques, por su parte, informó de 28 incendios en lo que va de año, con cierre 7 de marzo, 17 más que en igual período del año anterior y el daño a 102.28 hectáreas de bosque en la provincia.
La mayoría tienen su origen en quemas para diferentes fines, que se salen de control y penetran al bosque o proceden de la acción ilegal de cazadores o pescadores furtivos. En menor medida inciden las ocasionadas por fumadores o por vehículos sin matachispas.
Lo importante es entonces la prevención. Revisarse cada quien a lo interno y ahondar en los planes de prevención, sacarlos de un panfleto guardado en una gaveta y ponerlos en práctica.
Urge entender que las barreras cortafuegos constituyen un gasto necesario, porque con ellas pueden evitarse pérdidas tanto de vidas como de recursos; que las inversiones para un sistema eléctrico seguro, los extintores, las pipas de agua, arena, espuma, son elementos necesarios, unos para prevenir y otros para evitar que las llamas devoren cuanto tenemos.