Los bailarines se mueven por el escenario improvisado. Los tambores y el sonido de la música ancestral resuena en la casa de cultura caimitense, la voz del profe Miguel Ángel Pineda, se eleva, marca el compás y enseña los pasos del baile folklórico El Quetzal.
Esta tercera jornada del evento Danzapuentes inició con la masterclass de la Compañía Alma Mexicana, especializada en bailes tradicionales del país centroamericano.
Alma, sudor, ruido, música, los cuerpos de los bailarines se mueven acompasados, aprenden, descubren nuevos sonidos. Tres compañías de baile intercambiar saberes, formas de hacer y de crear propuestas coreográficas; como ha venido sucediendo en las anteriores jornadas del evento, que incluyeron visitas a comunidades en transformación y el saneamiento de la playa el Salado.
“Las danzas tradicionales pasan de generación en generación, muchas con un origen religioso, pero que hoy tienen otra significación y representamos en los escenarios; como una forma de preservar lo que fuimos. A pesar de los cambios, de la estilización; quedan las esencias”, explicó Maritza López, especialista de danza del Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
A su vez el director de la compañía Esencia afirmaba que la danza es un lenguaje, con ella podemos ofrecer, canalizar: la tristeza, la alegría, lo que sienten los bailarines. A pesar de las críticas de que puedan ser objetos las compañías que representan estas tradiciones prehispánicas, permiten mantener la tradición. También defendió la libertad creativa de los coreógrafos al llevarlas a escenas.