¡Ganamos! ¿Qué si no una victoria fueron las calles, plazas, parques y salas de las casas, con la familia congregada para seguir al equipo Cuba, al #TeamAsere que nos representó en el V Clásico Mundial de Béisbol?
Este domingo casi no se habló de fútbol, ni porque jugaron el Real Madrid y el Barcelona. Este domingo la pelota era más pequeña… y los sueños más grandes. No hubo merengues ni culés. Todo el archipiélago se unió por una misma ilusión: el béisbol. Quizás sin él no podemos soñar.
Y ahora “la gloria está esperando a quien la sepa leer”. Sería negligente e insensible no aprovechar la efervescencia de nuestro deporte nacional, una vez despierto de un peligroso letargo.
Las conexiones de Despaigne, Arruebarruena y Moncada, el arrojo de Guibert y Drake y la unidad de los peloteros formados en esta tierra (jueguen donde jueguen), han de llevar a chicos y jóvenes a los terrenos otra vez. Así habremos ganado más que un partido o una medalla.
A fin de cuentas, ya el equipo Cuba había vencido, antes de enfrentar al team estadounidense repleto de megaestrellas de Grandes Ligas. Y en el LoanDepot Park, de Miami, solo perdieron los absurdos odiadores y sus lacayos: al resto del público le dio vergüenza su farsa antideportiva.
Quienes llegaron hasta ese duelo son los Fénix que renacieron de sus cenizas, tras los reveses iniciales ante Países Bajos e Italia; los capaces de hilvanar tres triunfos consecutivos frente a Panamá, Taipei de China y Australia; los de la única nación a cuyos peloteros les hacen pagar caro representar a su tierra.
Aun así, intuyo que el conjunto de la Patria de Lincoln, el de los estelares de la Major League Béisbol (MLB), respeta a sus adversarios. No pocos de la Patria de Martí han brillado (y brillan) en la Gran Carpa, algunos a costa incluso de renunciar a su nacionalidad.
Será difícil que un día pueda separarse la política del béisbol, en medio de ese contexto. Lo peor es que parezcan impunes la vulgaridad, la indecencia y el odio. Pese a todo, hubo valientes como Moncada, Luis Robert y Roenis que tal vez inspiren a otros más adelante. Mientras, Cuba seguirá batallando, soñando… y ganando.