El distraído, tropezó con la piedra. El violento, la usó como proyectil. El emprendedor, construyó con ella. El caminante cansado, la usó como asiento. Para los niños, fue un juguete. Drummond, hizo poesía con ella. David mató a Goliat. Miguel Ángel le extrajo la más bella escultura. Y en todos los casos la diferencia no estaba en la piedra, sino en el hombre.
Inspirada en esas ideas anónimas, Aliuska Vázquez Cruz asumió una misión a la cual probablemente otros hubieran renunciado fácilmente.
La joven, psicopedagoga en la escuela primaria Juan Manuel Márquez, de San Cristóbal, trabaja con niños requeridos de orientación y seguimiento para elevar la calidad de su educación, y brinda a los maestros herramientas que ayudan a la labor diferenciada con cada uno de ellos.
En ese empeño surgió un reto tremendo: la atención a Dairon Álvarez Monteagudo, un niño con trastorno del espectro autista.

“Me motivó mucho conocer sus necesidades y posibilidades. Nunca antes había tenido esa experiencia. Para mí resultó un privilegio interactuar con él. El propósito era compartir y aprender juntos, lograr una empatía que potenciara su actuar cotidiano y para la vida. Descubrí su mayor potencialidad en el dibujo y las manualidades, logrando una maravillosa creatividad que sobrepasó las expectativas y cumplió el objetivo.
“El apoyo y dedicación de la familia constituyó el eje central en el propósito y día tras día contribuyó al logro de cada tarea: su mamá fue asistente educativa, compañera y guía. De conjunto, logramos que Dairon demostrara sus capacidades y se interrelacionara con maestros, educandos y vecinos”.
Los resultados de la experiencia pedagógica acumulada durante la labor diaria en la aplicación de diversos tratamientos psicopedagógicos para el trabajo diferenciado con educandos con trastornos del espectro autista, Aliuska los mostró por estos días en el evento Pedagogía 2023.
“Considero acertado socializar con otros profesionales los tratamientos que fomentan cambios positivos en las áreas del lenguaje y la socialización, así como en la activación de los procesos cognitivos. Eso me animó a participar en el evento.
“Además, fue una gran oportunidad de compartir con colegas de disímiles países y del nuestro, saberes y experiencias de la labor educativa, partiendo de la necesidad de cambiar el proceso docente en función de la diversidad.
“Esas frases iniciales me hicieron reflexionar en un modo de enfrentar con optimismo y presteza mi labor. Y es que cada educando es único, somos nosotros quienes debemos cambiar la estrategia de educar en función de la diversidad de saberes, convivencia y la vida diaria, logrando pulir esa piedra y contribuir a la formación de un hombre útil a la sociedad”.