Tras un año sin producir, regresa con nuevas ofertas gastronómicas para los artemiseños el salón chic del Coppelia, en la cabecera provincial. Esta vez trae ideas renovadas para cubrir las necesidades del pueblo con un aroma y sabor a tradición.
En la mañana del jueves 26, un equipo de el artemiseño tuvo el placer de degustar el helado Charo. “¡Un deleite al paladar!”, confirmó Severina Socarrás, una agradable señora de la tercera edad, vecina del punto de venta situado justo al lado de la dulcería Gran París. Ella a menudo recibe a su nieta con un pote de sabor chocochip.
En cambio, hay quienes optan por mayor cantidad, como Julio Belausarán. Precisamente, a la llegada nuestra, compraba una caja de cuatro litros de sabor moscatel.
La repostería no se queda atrás: la señorita, el pastelito, el tocinillo del cielo y la marquesita se encuentran entre los favoritos de los clientes.
Han previsto diversos formatos, de acuerdo con el poder adquisitivo de quienes acuden hasta el local de ventas: desde pequeños potes de 500 mililitros hasta cajas de litro y medio o de cuatro litros. ¡Y amplia gama de sabores, de los que antaño conquistaban a muchos!
Son novedosas propuestas para las familias, una opción gastronómica cuando quiera apostar por la calidad y el buen servicio, que ya reconocen quienes probaron un día y vuelven por más.
Innovación en tiempos de Mipyme
Mediante una producción cooperada con el sector estatal (propietario del inmueble), Charo financia los gastos energéticos, telefónicos, el combustible, salario y la importación de materias primas. Abona un diez por ciento de las ganancias del helado a la industria estatal.
Los activos fijos empleados en la elaboración del producto tenían 23 años de uso. Al ponerse en manos del sector privado, fueron sustituidas casi la totalidad de sus piezas, dígase motores, compresores o bombas, con la colaboración de empresas del turismo como Servisa y la comercializadora ITH.
Asimismo, importaron un fabricador continuo de helados 750 que arribará a mediados del mes entrante. El sofisticado equipo quintuplicará la producción y permitirá entregar 75 tinas por hora.
Las manos detrás de la obra
Magdalena López estuvo presente cuando este sector daba sus primeros pasos en la provincia. Comentó los notables beneficios llegados con la empresa privada, al local y a los trabajadores. El aumento salarial, la atención al hombre y la condiciones de trabajo destacan entre los principales cambios.
Aún nos queda mucho por hacer, dejó claro Camilo Martínez Pérez, a cargo de la Mipyme. El amor por su trabajo y empeño en beneficio del pueblo brindan a los artemiseños un boleto con destino al buen gusto, para su reencuentro con la calidad y la tradición.