No porque ahora cuente con un presidente de izquierda, Colombia merecía que la presente edición de la Feria del Libro se le dedicara. No. La nación sudamericana es portadora de una profunda cultura popular que merece ser reconocida, para enfrentar los fatales estereotipos a los cuales ha sido condenada durante años.
Recuerdo que, en una popular telenovela de esa nación: Café con aroma de mujer, la protagonista aconsejaba a su madre no viajar al extranjero con demasiada paquetería, pues al llegar a cualquier aeropuerto los aduaneros les despeluzarían las maletas en busca de drogas.
Ni madre ni hija, ambas la bondad hecha carne, tenían nada que ver con semejante tráfico, pero los estereotipos -películas de Hollywood, telenovelas y seriales mediante-, han hecho ver un símbolo del mal en cada colombiano.
Ha sido como si proclamaran que el ADN del narco Pablo Escobar está impregnado en la sangre de todos los hijos de la patria de García Márquez o como si solo el lenguaje de las balas, la muerte y los conflictos eternos, les sirvieran para “resolver” sus problemas históricos y sociales.
Pero la verdad siempre es más rica y menos caricaturesca. Lo confirma el dramaturgo y poeta bautense Juan José Jordán(JJJ), recién llegado de Colombia, donde estuvo asentado dos meses para dirigir el espectáculo Madre Tierra y degustó el carácter generoso de seres que saben extender la mano y acoger con hospitalidad a quien llega a sus predios.
“Trabajé en el Departamento del Valle del Cauca y el altruismo de las personas del mundo del teatro y de sus habitantes es extraordinario. Son amables, cálidos, alegres, con una cocina deliciosa. Han sufrido el efecto de malos políticos y es una zona peligrosa; pero no tengo de qué quejarme. A Colombia ya la considero mi segunda patria”, confiesa Jordán.
Entre las preferencias literarias de JJJ figuran varios autores cubanos y latinoamericanos: Gertrudis Gómez de Avellaneda, Delmira Agustini, Dulce María Loynaz, Juan Rulfo, Virgilio Piñera y el colombiano Jorge Isaacs, autor de una novela cumbre del romanticismo en esta parte del mundo: María, publicada en el año 1867.
“Visité la hacienda El Paraíso, donde Isaacs escribió su famosa obra. La casa de la finca fabula la historia de esta novela, como si los protagonistas, María y Efraín, hubieran existido en realidad. Incluso hay una tumba donde supuestamente está enterrada María.
“Me emocioné tanto, que terminé llorando. Ahora escribo una pieza de teatro, con el título provisional de María entre Cali y La Habana, basada en este clásico de la literatura, pero reubicada en el siglo XXI”, asevera consternado Jordán.
Del 2 al 5 de marzo próximos en la Feria del Libro en Artemisa JJJ, junto a otros intelectuales, conversará en torno a la geografía, la cultura y la literatura colombianas, espacio al que estamos invitados.