Todavía se escucha hablar de su belleza y simbolismo con lágrimas en los ojos. Las aguas del río Capellanía, de Guanajay, siempre fueron un hervidero de regocijo para los niños que vivían cerca. Lo cruzaban de un lado a otro, con la facilidad de un salto, y aquello era más divertido que calmar el calor en su estrecho cauce.
La naturaleza quiso atravesar con este río y el arroyo Jíbaro la cotidianidad de un pueblo tricentenario. Pero el ingenio humano, carente de los adelantos actuales, no entorpeció su recorrido -lo dejó fluir- y construyó desde lo alto veintiséis puentes que hoy también distinguen la cultura de la Villa Blanca.
Matanzas es la Atenas de Cuba, y Guanajay la de Occidente. La historia le sustenta dicho sobrenombre a la tierra de Carlos Baliño por incontables movimientos y acontecimientos de antaño, sin embargo, la semejanza de poseer tantos puentes obliga a materializar un sueño: que no signifiquen peligro, más bien orgullo, utilidad, obligación, sentido de pertenencia, educación, esmero y futuro.
Tristemente la realidad es diferente. Las primeras alarmas, años atrás sonaron cuando el puente de la avenida 69 se derrumbó minutos después del paso de una señora, a la que la suerte salvó de ser su primera víctima. Luisa García Barrios, quien reside a unos metros del lugar, asegura que sucedió antes de 2020.
“Estaba parada en el portal y dos niñas jugaban a un lado en sus barandas. Las regañé, se fueron y al momento esas estructuras de contención cayeron al río. Lo reporté a la Administración, se presentaron unos compañeros y recogieron lo que podían recuperar con el objetivo de reparar otro puente.
“Meses después se vino abajo casi completo, y así sigue… Convivimos a diario con el susto de ver caer a una persona y el infortunio de respirar contaminación pues las ruinas ahora son un basurero”, declaró Luisa.
Por un borde todavía en pie transitan valientes, uno o dos; mientras, otro puente en el centro de la ciudad también peligra, incluso a alumnos del preuniversitario República de Indonesia, de la Facultad de Medicina y vecinos que por el cruzan.

Tras un simple vistazo se puede comprobar su infraestructura deteriorada, huecos en medio del camino tupidos por la vegetación, e irresponsables en motos o triciclos que burlan los propósitos de contención generando nuevos daños.
Y tras estos dos ejemplos, se esconden algunos más entre retoques y pinturas, pero ¿cuál es el estado en la confección de presupuestos y la atención a tan imprescindibles construcciones?
Pistas conectan el contexto
El 2023 tampoco será el año en el que los puentes guanajayenses reciban la anhelada reparación, ni siquiera paulatina; ello se pudo comprobar en entrevista con Yanjadi Pi Hernández, jefe del departamento de Transporte en la Administración Municipal. También se constataron varios planteamientos en la oficina de Atención a la Población, la mayoría sin respuestas.
“Son dos las causas que impiden la solución inmediata. Comenzamos el expediente para presentar el proyecto a la provincia, pero los precios de los productos que cambian casi a diario, y la falta de capacidad constructiva, detuvieron el desarrollo del proceso.
“Al analizarlo comprendimos que, si se estiman 3 millones de pesos en una obra, y la evaluación y aprobación demora, suben los costos por encima de lo planificado, y se invalida por insuficiente liquidez. Aun así, no queremos que pase 2023 sin acciones: devolveremos barandas y pintura a muchos puentes”, añadió.
Yanjadi asegura haber informado a la provincia sobre la capacidad constructiva. Refiere la participación en consultas de asesoramiento para encontrar una brigada estatal o Mipyme que asuma la obra, pero es imposible debido a su inexistencia.
El único que pudiera resolver la situación actual, apuntó, es el Ministerio de la Construcción (Micons), quien no ha respondido ninguno de los correos electrónicos donde se plantea la necesidad de contratar servicios o al menos conciliarlos.
“En el puente de la avenida 69 evaluaremos realizar una demolición para que las personas no sigan transitando, y en el caso del puente por donde pasan a diario estudiantes, lo vamos a descorchar y pintar con nuestras brigadas”, señaló.

La elaboración del expediente de obra es un paso indispensable en el largo bregar de la aprobación o no de un proyecto. Dicen que en el papel “cabe” todo lo que se escribe, entonces… ¿por qué no aprovechar y dejar claro los riesgos que representan? ¿Llegará así la respuesta?
“Los estudios de años atrás están. Ahora corresponde contratar arquitectos y valorar las condiciones de los puentes. Seguimos chocando con la capacidad constructiva, y hacemos hasta donde podemos llegar”, reconoció Daily Bermúdez Castillo, subdirectora de Infraestructura, en Guanajay.

“Las proyecciones serían para 2024, con el aporte del uno por ciento de las empresas al desarrollo local, y un expediente sólido. Deberá convertirse en una importante inversión que requiere múltiples manos para dicho fin, acá no tenemos los medios, a pesar de estar conscientes del peligro”.
Un peldaño más arriba…
Intentando encontrar la solución o al menos la visibilidad del problema, llegamos al departamento de Infraestructura Vial en el Gobierno Provincial para entender demoras y trabas, mediante las declaraciones de su jefe Roberto Castrillo Suárez.
“Hace aproximadamente cinco años nuestro departamento pagó un proyecto minucioso sobre el estado de dos puentes en Guanajay. No nos corresponde asumir el monto de dicho proceso, pero en aras de encontrar respuestas inmediatas y de calidad, lo hicimos”, apuntó Castrillo.
“La autonomía en los municipios es un poder increíble que facilita su desarrollo; requiere horas de pensamiento, trabajo en equipo y de tocar muchas puertas. Considero que eso se debe hacer allí: insistir en las respuestas porque es responsabilidad del Consejo de la Administración atender las vías que comprenden su territorialidad. En función de alcanzarlo se entrega un presupuesto todos los años, y también se admite la elaboración de expedientes para el año siguiente.
“Tengo constancia de haber entregado los proyectos cuando quizás el mal era menor, pero faltaron gestiones. Si el Micons no responde los correos, hay que buscar otra alternativa, ya sea una llamada, visitar al delegado o personarse allí para resolver lo que preocupa a la población.
“Asesoramiento y pedir ayuda no es lo mismo, cuando nos sentamos a pensar y no encontramos la manera, corresponde lo segundo. No podemos cansarnos de conversar, implicar a las autoridades y juntos avanzar en los propósitos. Nuestro Gobernador insiste al respecto en incontables escenarios. Si algo no sale como esperamos, él y nosotros estamos ahí para saltar el reto, pero la gestión corresponde a las intendencias.
“Es cierto que es compleja la situación económica del país, igual considero que a tiempo hubiese sido menor el daño y el gasto. Urge trabajar hasta el cansancio, y lograr eso a lo que llamamos autonomía. La concreción de múltiples proyectos de vialidad en la provincia se ha alcanzado con sacrificio, y en los municipios tiene que ser igual”, concluyó.
Aun siendo estrecha la dimensión de los puentes en Guanajay, el impulso hacia la intrepidez deberá pensarse con ambición. Hoy aparentemente son dos, ¿y mañana? No es posible traspapelar expedientes o planteamientos que se repiten cada año y se ven truncados por la gestión.
Bajo dichas construcciones encontramos otros males que nos obligan a continuar este reportaje. Por el momento la recomendación va hacia la preservación de nuestras raíces, y la delicada protección de la vida humana, en juego.