Cumplir un anhelo, luchar por una meta, combinar estudio-deporte, incluso viceversa, es parte de la cotidianeidad de los más de 600 estudiantes, que comenzaron el curso escolar 2022-2023 en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Julio Díaz, de Artemisa.
Con una cierta timidez, y junto a su padre Erit Sarriego, Erika llegó al plantel escolar después de tener muchos lauros, desde segundo grado en la escuela Gabino Labrador Ríos, de San Cristóbal, el municipio donde dio decenas de pasos como atleta hasta definir que la Lucha, es lo suyo.
En esa disciplina, la mortal para atrás constituye su fuerte, me dice, mientras clava su mirada en la gran escuela, lejos de su casa, su madre, sus muñecas, lejos de sus amigos de siempre, pero segura que aquí está su sueño, y para ello tiene en la sangre el ejemplo de atleta de su padre, su tío y abuela materna, en deportes similares a la Lucha.
Danay Rodríguez Hernández, secretaria docente de la EIDE, aseguró que tienen garantía para el desarrollo de la mayoría de los deportes, de ahí los matriculados en ajedrez, atletismo, judo, kárate, taekwondo, voleibol de playa y de sala, lucha libra y grecorromana, bádminton, baloncesto, fútbol, béisbol…
Aún el proceso de matrícula no ha terminado, pero sí están en las aulas estudiantes de los 11 municipios, desde el séptimo hasta el duodécimo grados, asegura; entretanto, explica que unos 360 son internos, para lo cual habilitan otro cubículo en los albergues, pues tienen derecho a la beca quienes residen fuera del casco urbano de Artemisa.
Mientras, de manera inversa, la EIDE regresa a las aulas de la enseñanza general a un grupo de atletas que durante un año en sus aulas y terrenos deportivos, los profesores validaron que no están aptos para la disciplina en la cual estudiaban. Otros cientos prueban a golpe de sacrificio y sudor en el rostro, la disposición para traer medallas al plantel educativo del INDER, pues ese objetivo retorna cada curso como sueño, reto, y esperanza también.
Erika mira su nueva escuela, y aunque piensa que le queda grande para sus 12 años, sabe que ahí sueñacomo atleta
Más de 600 estudiantes combinan estudio-deporte, incluso, viceversa
Erit, el padre de Erika, sabe que ella puede y tiene temple de atleta, por eso la acompaña en su sueño, desde San Cristóbal.