Ni siquiera sus voces van a morir. En un lugar de tanta historia como Artemisa, el tiempo no va a borrar la huella de dos cantantes tan queridos como Pedro Frías y David Esquivel. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en la provincia brindó su sede para un concierto en homenaje a ambos y a la cultura artemiseña.
Familiares, amigos, artistas y admiradores de la buena música y el legado de estos intérpretes, acudieron al emotivo encuentro, una reafirmación del arraigo popular de quienes deleitaron con su voz en uno u otro escenario al que los convocaran.
Alberto Águila y el ocasional grupo Cinco estrellas volvieron sobre disímiles canciones que tantas veces regalaron Frías y Esquivel. Por eso la cita no fue una despedida, sino una nueva ocasión de recibirlos, afirmó su gestor Gerardo Quintana.
“Frías fue maestro de varias generaciones de músicos y cantantes, intérprete de una versatilidad tremenda, arreglista e integrante de diversas agrupaciones. Y Esquivel fue un bolerista por excelencia, que igual nos maravilló con el son, la canción mexicana y el tango: carismático y muy querido por el pueblo”.
Así que la noche se llenó de canciones grabadas con el timbre melodioso de esos dos grandes… y otras que recordaban sus versiones, a partir de temas de artemiseños como Polo Montañez, José Dolores Quiñones y Rafael López, o los de Lino Borges, Pedro Junco, José Fernández Pérez… Albertico Rodríguez y otros invitados tomaron el micrófono para rendir homenaje al talento, la enseñanza y los gratos momentos de antaño. Por supuesto que Pedro Frías y David Esquivel no van a morir, ni siquiera sus voces.