Al veterano escritor y promotor cultural Luis Carmona Ymas habrá que agradecerle siempre su intención de promover más la obra de otros autores que la suya propia.
Es un sello de lúcida virtud que carga desde tiempos inmemoriales, y que ahora ha vuelto a hacer patente al tomar las riendas en el homenaje que, recientemente, se le rindiera en la capital artemiseña al poeta y narrador Alberto Rodríguez Tosca, fallecido en plena esfervescencia creativa en el año 2004.
De este creador, que hubiera cumplido 60 años, quisimos conversar para los lectores con Carmona Ymas, un total convencido de que Rodríguez Tosca es uno de los más grandes poetas cubanos del siglo XX.
¿Cómo surge la idea de dedicar este homenaje al poeta y narrador Alberto Rodríguez Tosca?
El homenaje se pensó desde que Alberto estaba vivo, sobre todo a partir de que la editorial UNIÓN publicara, en 2009, el poemario Las derrotas, ganador del Premio de la Crítica ese mismo año.
Los artemiseños, que conocíamos los valores de su obra,comprendimos con este premio el reconocimiento especializado a nivel de país que se le hacía. Sin embargo, en su tierra natal apenas lo conocíamos los escritores, y unos pocos lectores de poesía.
Para esta celebración debíamos esperar a queAlberto estuviera presente con nosotros. Por desgracia, la muerte se interpuso y no pensamos más en el homenaje, hasta que en una conversación informal con el hermano y la sobrina recordamos que, el 21 de noviembre, Alberto cumpliría 60 años.
Surgió entonces la idea del homenaje, estuvimos de acuerdo, y se lo propuse, en septiembre de 2021, al presidente de la Uneac en la provincia, quien acogió la idea como se merecía.
Si tuvieras que evaluar el respaldo de los creadores, en primer lugar, a este homenaje tan significativo, cuál sería tu calificación.
Desde el primer día, los escritores que fueron informados acerca de lo que nos proponíamos, acogieron con entusiasmo la idea. Y debo decir que no solo los del municipio. Tú eres un ejemplo de esa acogida por un escritor de la provincia.
Otro ejemplo es el poeta y ensayista, coterráneo de Alberto, Ediel Pérez Noguera, quien desde México, país donde cursa un doctorado cuyo tema es precisamente la poesía de nuestro amigo, nos remitió su Dilucidación y diálogo imaginario.
Del poeta y editor Norberto Codina, recibimos sus consideraciones: Alberto Rodríguez Tosca, un tábano fiero en el libro de la vida; también aceptaron cooperar con textos críticos Alberto Marrero y Roberto Zurbano, pero se malogró la presencia de estos al fallar lamecánica del microbús que fue a recogerlos
Por suerte habíamos impreso el texto tuyo, el de Ediel y el de Codina y, en parte, dimos cumplimiento a la jornada, que secomplementó con poemas escritos a propósito por Dana Henriquez, José Carlos Sánchez y Reinier del Pino.
Pero no solo los creadores cubanos acogieron la idea del homenaje: el viernes los amigos bogotanos, a quienes Alberto consideraba su familia, no dejaron que la fecha pasara inadvertida.
¿Crees que la obra de Rodríguez Tosca ha sido suficientemente bien estudiada, valorada y promovida?
Hasta donde conozco ha sido muy bien valorada por quienes la han leído y pienso que, hasta cierto punto, ha sido correctamente promovida, sobre todo sus libros de poesía que, al menos en Cuba, desaparecen de la librerías a las pocas fechas deempezar a venderse.
Si ha sido suficientemente estudiaba, no te podría afirmar ninegar; por el momento sé que el poeta y profesor universitario Ediel Pérez estácursando un doctorado cuyo eje son libros publicados por Alberto.
Tú, que fuiste su amigo personal y tantos momentos compartiste con él, ¿qué recuerdas de Tosca?
No soy muy religioso, pero a veces he pensado que, al nacer, a ciertas personas Dios las toca con sus manos y les asigna un destino.
Treinta y seis o cuarenta ocho horas antes de morir, fui testigo, durante unas tres ocuatro horas, del entusiasmo con que Alberto leía en voz alta varios capítuloa de una novela inédita (no recuerdo el título) e iba corrigiendo lo que le producía inconformidad.
A veces le decía: “Alberto, no, esa frase me parece bien como está” y él, negando con la cabeza, escribía lo que dictaba la intuición de su tremendo talento para la literatura.
Fe de erratas: Alberto no murió en el 2004, sino en el 2016. Saludos desde Bogotá.