Por Frank Hernández González*
Vivimos tiempos muy difíciles. La crisis internacional y la pandemia de COVID-19 marcan la etapa, pero suponiendo que ambas no hubieran existido, ¿qué pasaría con Cuba?
Aunque todo marchara normal existen anomalías en las relaciones económicas internacionales, las mismas que nos impuso el bloqueo hace más de 60 años y recrudecidas en 2019 por Trump con 243 nuevas
medidas, que limitan el desarrollo económico y constituyen causa fundamental de las limitaciones del pueblo.
El bloqueo no es un invento nuestro para justificarnos. Desde abril de 1960, Lester D. Mallory, subsecretario de Estado para asuntos Interamericanos, decía que “(…) la mayoría de los cubanos apoyan a Castro.
El único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales (…) ”
Durante 30 años Cuba ha presentado en la ONU su alegato para poner fin al bloqueo, y siempre la mayoría de los Estados miembros lo consideran un reclamo legítimo y votan a favor del cese de esta política.
Que la inmensa mayoría de los países apoyen a Cuba es la muestra fehaciente de que existe; no como pretenden hacer ver desde el gobierno yanqui y algunos asalariados del imperio, muchos de ellos cubanos, que insisten en justificar el bloqueo o intentar confundir al pueblo.
El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, refirió que esta votación sucede en un contexto marcado por los efectos devastadores del huracán Ian, la crisis global multidimensional que incluye una crisis económica internacional y una amenaza inminente de recesión global, crisis alimentaria, energética, sanitaria…
Este informe corrobora daños entre agosto de 2021 y febrero de 2022, con
pérdidas de 3 806 millones de dólares: récord histórico para un período reducido de siete meses. Durante el primer año del gobierno de Biden los perjuicios por el bloqueo ascienden a 6 364 millones de dólares, otro récord.
En seis décadas, a precios corrientes, los daños suman 154 217 millones de dólares, cifra exorbitante para una economía pequeña, sin grandes recursos naturales, insulares, subdesarrollada, como la cubana, que inevitablemente, elevó los gastos por la covid sumados a las consecuencias de las crisis internacional; altos precios de alimentos y combustibles.
Lacayos del imperio, cubanos cuestionadores y mercenarios, cuando se refieren a la escasez de alimentos y lo relacionan con el bloqueo, argumentan que este no existe, pues Cuba compra pollo a EE.UU.
Nada más superfluo e incongruente con la realidad. Es cierto que se pueden
adquirir alimentos en otros mercados, y que lo adquiere en Estados Unidos, pero el bloqueo nos priva de los recursos financieros indispensables para hacerlo.

Tampoco podemos adquirir tecnologías, equipos, partes, piezas, software, que tengan un 10% de componentes estadounidenses. La persecución financiera; la intimidación; el efecto del elevado riesgo al país resultado de esas acciones, persiguen nuestras transacciones comerciales, a partir de que coloca en graves dilemas a las compañías suministradoras.
Es el ser o no ser para las empresas foráneas: si vendo tengo un nuevo cliente pero me gano la sanción yanqui; si no le vendo, no pasa nada, le vendo a otro.
Decenas de bancos nos niegan servicios por miedo a multas estadounidenses. Entre enero de 2021 y febrero de 2022, se
reportaron 642 acciones de bancos extranjeros que, ante la amenaza estadounidense, se negaron a prestar servicios.

La persecución directa a productores, transportadores, transportistas,
navieras, aseguradoras y compañías reaseguradoras, dificulta gravemente y
encarece en más de un tercio, y a veces hasta la mitad, nuestras compras de combustible, lo cual afecta al SEN que sufre también otros obstáculos para adquirir piezas de repuesto y demás recursos.
Pese a los obstáculos, ha prevalecido nuestra capacidad y la voluntad del Estado para la producción de cinco vacunas contra la covid, logro que países altamente desarrollados no han podido lograr.
Ante tanta agresión, el clamor internacional ha estado a favor de Cuba. Tanto en la Asamblea General de la ONU, como en otros foros internacionales es reiterada la solidaridad internacional contra el injusto bloqueo, y se promueve la ayuda a Cuba. Desde Venezuela, España, México, Italia, Japón, China, Francia, Canadá, organizaciones, empresas y gobiernos ha llegado la disposición para minimizar los daños de Ian.

La UNICEF envió motobombas para fuentes de abasto de agua y una planta
potabilizadora con capacidad para 75 000 litros por día para 5 000 pinareños.
Personas naturales, partidos políticos y fundaciones de estos países han aportado financiamiento a la cuenta de Donaciones para emergencias de la Cooperación Internacional, monto que sobrepasa los 150 000 euros. Una prueba más de que no estamos solos.
Tal vez algún seguidor del Tío Sam al leerme se pregunta, por qué no menciono la donación de dos millones de dólares del gobierno norteamericano.
Y sí, es justo, decir que esta pequeña ayuda tiene requisitos: como Cuba no
puede usar el dólar norteamericano para transacciones internacionales,
este donativo será canalizado a través de la Federación Internacional de
la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, encargadas de comprar en el mercado internacional los recursos que consideremos necesario adquirir,
precisándose por el Ministerio de Economía y Planificación que se dediquen a comprar bombas de agua, transformadores eléctricos, lámparas recargables y material para cubiertas de techos.
Para el gobierno de EE.UU. lo único que no resulta normal es que, en casi 60
años de bloqueo, a pesar de todos los ataques, acciones subversivas con la más sofisticada tecnología, ahogos financieros y amenazas a otros países para que no comercien con nuestro país, los cubanos continuamos resistiendo y saldremos adelante como siempre.
*Coordinador de Programas, de
Economía del Gobierno Provincial
Hoy todavía, sinceros oponentes del Bloqueo a Cuba, que aplaudieron extensamente la nueva votación, que por trigésima vez favorece en la ONU la Resolución de Cuba, se preguntan el porque EE UU, aparte de oponerse sistemáticamente, no parece afectado por el aislamiento internacional de su política, ni siquiera toma alguna acción y apenas se encontrará en su prensa y medios hegemónicos una referencia a esta votación antibloqueo. Si bien estas Resoluciones no son vinculantes, es decir, no indican la ejecución de acciones al gobierno de ese país, la ocurrencia de sucesivas votaciones aprobadas por la inmensa mayoría de naciones del mundo debiera hacer ver a sus legisladores de la impopularidad mundial de su política. El que ello no haya ocurrido en gran parte se debe a que la cúpula de poder estadounidense sigue permeada por el diferendo histórico con la isla con raíces seculares, anteriores a la Revolución y en gran parte, secuestrada por la ultraderecha miamense. Continúo dándole una gran importancia al logro de una mayor concientización e impacto en esos legisladores a partir de las acciones de grupos antibloqueo, como NEMO, Code Pink y Puentes de Amor entre otros, pues estos congresistas son los llamados a cambiar las legislaciones que conforman el andamiaje del Bloqueo e inducir a su Presidente que derogue las medidas de su incumbencia.