Por su capacidad de adaptarse a la adversidad, sobreponerse a una amenaza y superar con prontitud cualquier tensión significativa, Yamilé Campos Cantera es una mujer resiliente.
Tampoco hay muchas opciones para quien acomodó una vida basada en la prevención y la reacción inminente, cuando se elige el riego de vivir en la costa.
Hace 27 años, el litoral sur alquizareño la acogió para bautizarla muy pronto como una verdadera guanimera. Ha visto, poco a poco, como el mar robó un trozo de la playa y ya sufrió en carne propia las irreversibles consecuencias del cambio climático.
Aun así no hay en su mente un plan para otro proyecto de vida donde el sustento económico sea diferente, a aquel proveniente del mar. Mucho menos, esta delegada abandonaría su rol, como representante de los problemas, quejas y opiniones de su comunidad en las decisiones estatales.
Justamente, porque no existe nadie que domine mejor las interioridades de la zona, esta mujer ha sido imprescindible para cualquiera que en los últimos tiempos quiso contar los vericuetos de este asentamiento rural.
Allá por el año 2019 asumió esta misión de fungir como voz y parte del barrio. Poco tiempo después, una inigualable pandemia pondría a prueba su desempeño y capacidad de actuar frente a lo desconocido.
Fue, en este período, la primera vez que Yamilé colaboró con esta periodista, tras el propósito de narrar cómo repercutían los estragos de la covid en las zonas más apartadas. Entonces, de su mano, entré a los hoga-
res de los playeros y hurgué en su cotidianidad.
Por estos días, su rostro llegó a la pantalla chica. Más de un cubano se sensibilizó con su historia, tras el paso del huracán Ian por el Occidente cubano. Sin tiempo para lamentarse sobre los daños del fenómeno hidrometeorológico a sus bienes; asumía con entereza el acompañamiento
a las otras familias, igualmente afectadas.
El número de familias con derrumbes parciales o totales; la restitución de la red hidráulica, con tubería plástica; la relocalización de la cafetería, la bodega y el bar; la distribución de las donaciones… son asuntos a los que dedica la mayor parte del tiempo.
«Esta vez lo perdí todo», me comentó visiblemente emocionada, en el rincón donde a duras penas logramos evitar las interrupciones. La playa recibe casi diariamente ayuda y todo el que hasta allí llega busca en mi entrevistada un guía o una dirección.
Yamilé va quizás desprovista de un techo, pero presumo que será por poco tiempo. Justamente porque ha perdido, entiende que debe ganar: deter-
minación, agilidad, prontitud y viveza.
Sorprende ver cómo encuentra siempre una frase alentadora. Un motivo para la recuperación. En su hija y en su esposo tal vez se esconda la fórmula para emanar tanta fortaleza. En sus electores, la virtud de la utilidad.