El 3-0 de Artemisa a Santiago de Cuba resultó la prueba definitiva de que la máxima aspiración era posible. Sobre la cancha de Grandes Alamedas hubo fe, garra, coraje y mucho talento de los anfitriones. De esa manera, los Diablos Rojos parecieron indefensos angelitos ante la embestida de los Gladiadores, ahora líderes del Torneo Clausura de la 106 Liga Nacional de Fútbol.
Probablemente los santiagueros sintieron que la película estaba al revés: su currículo y cartel de favoritos, su dominio durante todo el evento y el anterior Torneo Apertura, sus goleadas al propio once artemiseño… fueron borrados en un santiamén en “El teatro de los sueños” de esta joven provincia.
No estaban sobre la cancha sintética del estadio Antonio Maceo, sino en el sitio donde todos los visitantes han sido batidos irremediablemente. Fue lo primero que contemplaron al llegar: el terreno donde yacerían su liderazgo y poderío, el bien cuidado césped de la formidable instalación que torna a los Gladiadores invencibles.
El técnico Reinaldo Torres bien puede presumir de la certeza de sus argumentos sobre el mal comienzo de torneo. Tan pronto se recobraron del tardío inicio de la preparación, tan pronto recuperaron efectivos y pudieron entrenar juntos, entonces pudieron hilvanar victorias partido a partido.
Incluso a los rivales directos, a los más encumbrados en la tabla de posiciones, los anularon por completo. Derrotaron por 1-0 a Camagüey, por 2-0 a La Habana y por 3-0 a Santiago, como colofón de la más dulce remontada. ¡Bravo por esa defensa férrea… y por la defensa colectiva! ¡Bravo por atacar siempre, que es la mejor defensa!
Los Diablos Rojos, que apenas tenían tres dianas en contra, vieron como el Romario artemiseño (Torres) perforaba sus redes en par de ocasiones, en el minuto 24 y en el 74. Y hasta sufrieron un autogol de Erick Rizo. Pero pudieron lamentar muchos más; esa es la verdad.
Con tanto en juego sobre la cancha del Grandes Alamedas, en Ceiba del Agua, Caimito, también abundaron las tarjetas y jugadas polémicas. Mas, no quedó duda alguna de quien se impuso sobre tan majestuoso césped.
El próximo sábado Artemisa volverá a enfrentar a La Habana, esta vez en la capital, y cierra el calendario con un desafío más que asequible ante Las Tunas.
Santiago intentará sacar ventaja de su duelo con Cienfuegos, y culmina la clasificatoria en su feudo, ante los Leones. Son estos últimos los que habrán de superar dos duros huesos, si quieren incluirse en la final. Mientras, a los Miuras de Camagüey les esperan dos supuestos paseos, por Villa Clara y Cienfuegos.