Hay en la vida de Ciro Redondo García evidencias suficientes para ejemplificar su entereza y valor. Una manera de contarlo es a través de las referencias de María Luisa Acosta, directora de una de las escuelas en las que estudió.
«En el aula era serio y disciplinado y fuera del salón alegre y sociable. (…) Pero entendía que cuando los derechos no se logran con la palabra, hay que emplear el valor y la fuerza para alcanzarlos».
Ese espíritu valiente muy pronto lo llevó a integrar las filas de jóvenes deseosos de cambiar la situación imperante en Cuba. Primero en el bando de los ortodoxos y luego en el de la histórica generación del centenario.
Fueron testigos de su deseo ferviente de abrazar una Patria libre, las reuniones, en el patio de su casa donde conspiraban los combatientes, y los bombillos rellenos de chapapote, lanzados a la foto de Batista colgada en el balcón del otrora Hotel Sevilla.
Finalmente, la mañana de la Santa Ana le dio la posibilidad de enfrentarse cara a cara al enemigo, con la energía y valor característicos. Aunque no pensó mucho en su protección, logró salir del fuego cruzado.
De igual modo, no pudo evitar la «prisión fecunda», pero quedarán siempre en la memoria la manera en la que denunció el asesinato de su compañero Marcos Martí y la forma en la que emplazó al fiscal en la vista oral por la causa No. 37/50.
Lo que pasó después Cuba, Artemisa lo conoce de sobra. No estuvo un día sin adorar a sus padres y sin pensar en la libertad de su país.
El Movimiento 26 de Julio, la salida al exilio, la expedición, el Ejército Rebelde son muestra de cuánto hizo el joven combatiente para conquistar hasta el último derecho pisoteado por la tiranía.
El reloj marcaba las 5:30 de la tarde. El calendario anunciaba el término del mes de noviembre, no así el fin de un ideal. La muerte es imposible cuando no se vive para sí y se respira por una causa.
De seguro le hubiera encantado estar presente en las acciones que sucedieron después e hicieron posible el triunfo revolucionario. Le hubiera encantado ver multiplicada sus ideas en cada victoria lograda por su amada tierra. Aún más, nos hubiera encantado a nosotros sentir su modestia al nombralo Patriota Insigne de Artemisa .