Fue una mañana especial la de este jueves. El pequeño Kale Alejandro Herrera González recibió de la mano de sus padres la pañoleta roja, atributo que lo insertó en las filas de pioneros de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM).
Anileydi Mas Amador ayudó a su hijo Yosley Castañeda Mas a colocarse la simbólica prenda. Aunque lo hace cada mañana, la madre no pudo evitar revivir el lejano día en que ellas estvo en el lugr del peueño. Fue igual de emocionante. La historia se repite, piensa. Y nunca se olvida.
Kale quiere ser arquitecto. Le gusta dibujar, construir… Yosley, por el contrario, prefiere el beisbol. En ambos casos no basta con querer. Hay que estudiar y esforzarse. Y en ello, andarán junto a sus padres, la escuela, el país.
Existen muchas razones para querer esta simbólica prenda color carmín, identitaria de una organización única en el mundo, en la que su membresía aprende a participar y debatir sus inquietudes, a amar la naturaleza, a los héroes y mártires de la Patria, y a Cuba.
Los vértices del triángulo isósceles que tiene como forma significan las sagradas prioridades de un pionero: estudiar, trabajar y luchar, sobre todo, por las conquistas de la Revolución, principios arraigados en las enseñanzas que recibimos desde pequeños.
No fue casual la fecha escogida para el cambio del atributo pioneril. Es 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana, día de combate y arte, día para recordar y, como se expresó en el acto, para ratificar el compromiso con la Patria.
El Mausoleo a los Mártires de Artemisa acogió la ceremonia, sencilla, pero emotiva. Fueron muchas las fotografías, los videos, los abrazos. Quizás alguien contuvo una lágrima y los mayores recordamos. Sin duda alguna, es una experiencia única que nunca olvidarán los pioneros cubanos.