Si el acompañamiento a las personas que lo han perdido todo o casi todo, trasmite seguridad, y sobre todo la magia juvenil aporta confianza y unidad, subamos la manga hasta el codo y entremos con ganas a lo más difícil; juntemos esa fuerza de los estudiantes universitarios, ubiquemos en un mapa dónde estamos trabajando y dónde ese apoyo es determinante para avanzar en menos tiempo.
Así convidó a lo más jóvenes artemiseños, Jorge Luis Broche Lorenzo, miembro del Secretariado y Jefe del Departamento de Atención al Sector Social del Comité Central del Partido, quien acompañó a los artemiseños desde el inicio de la recuperación.
No hubo mucho tiempo para pensar. Se precisaba mucho para actuar, razón por la cual, los primeros pasos de la juventud, que no es ni corta ni perezosa, fueron amanecer en las calles, en la recogida de árboles, ramas y desechos. Muchos con hachas, y otros con escoba, unos cuantos con sacos y todos con buenas vibras para transformar el panorama que dejó Ian.
Tocaron las puertas del almacén 204 de Artemisa, perteneciente a empresa de Comercio y con la combinación de fuerzas de la Federación de Estudiantes Universitarios acopiaron 74 504 toneladas de arroz. Por sus manos y hombros pasaron en par de horas 1 489 sacos del grano, indispensable en la mesa de los cubanos, ya de camino a las bodegas.
Andry González Pacheco, caimitense devenido hijo de la ciudad cabecera por la tarea de dirigir a los jóvenes de este municipio, no sabía tanto de hierbas malas, de ajo porro y otras especias, hasta que asegurar cultivos de ciclo corto fue la inmediatez de este sábado, en organopónicos y huertos de la provincia.
Asimismo, Diana, Ailin, Dayán, Yurisleidys, Yenei, Dayana, Víctor, y otros cientos de muchachos no dejaron que se le pegaran las sábanas por estos días, pues aunque en la Universidad de Artemisa y la facultad de Ciencias Médicas no hubo ni tiza ni pizarrón activos, el aporte de ellos se convirtió en fuerza, de la que se da desde el lado izquierdo del pecho.

No están inmóviles al borde de este camino, y convocan a donaciones de ropas, alimentos, libros, juguetes…. Aun ni saben el cómo lo harán llegar, pero ya eso se resolverá cuando concentren tantos artículos como voluntades para sorprender a quienes más lo necesiten, no solo en nuestra geografía, sino un poco más pegado al cabo de San Antonio.
No alcanzaría cuartilla alguna para reconocer ese obrar que no merece bandera de proeza laboral, pues es simplemente parecerse más a tu tiempo que a su familia, de ahí que ellos subieron con los linieros, hasta donde se pudo, con una taza de café en sus manos y llegaron a los centros donde aún se evacúan artemiseños que perdieron todo.
Están, con el pie en el estribo, sin tibiezas. Lo que no saben lo aprenden, al final este en su Moncada, y si la generación del Centenario mereció la confianza de su pueblo ellos son su continuidad. Marlon, Jair, Víctor, Ismel, Tadenis…, solo el nombre de algunos que se tornan huracán de esperanzas, para aportar más fuerzas a Cuba.