Para Ana Rosa Sánchez Moreno no hay trabajo como el que emana de cada dosis de tenacidad puesta a disposición de la fibra de henequén, quizás porque la tradición y la destreza también se han tejido en el seno familiar y la llevaron hasta este espacio.
En la Unidad Empresarial de Base (UEB) Agroindustrial René Arcay -conocida popularmente como la henequenera- esta marieleña ha permanecido durante tres décadas y ha descubierto las bondades de la planta, también llamada por algunos, oro verde.
“Ha sido toda una vida en estas instalaciones. Mis padres, tíos y abuelos trabajaron aquí, y desde los 24 años me inicié en el centro”, afirma Ana Rosa quien, tras ejercer varias funciones, se desempeña actualmente como tejedora artesanal.
Sembrar, cosechar, desfibrar, comercializar la fibra de henequén y sus productos derivados, son actividades a las que se dedica este equipo compuesto por 13 mujeres y 17 hombres, de cuyas manos han salido sogas, brochas, plumeros, estropajos de fregar… En este momento, solo elaboran cordeles, pues es un producto para el cual tienen garantizado el mercado; apenas les restan obtener 160 para alcanzar los 25 500 planificados para el presente año.
“Tradicionalmente la Empresa Logística del Tabaco de Pinar del Río adquiere todos nuestros cordeles; nos resulta factible entonces concentrarnos en esta producción en específico”, comenta Jesús Alejo Columbié Hechavarría, director del centro, constituido como UEB desde el 2017.
Especifica que “la henequenera se fundó desde 1938 y tras el triunfo de la Revolución continuó desarrollándose la actividad. El henequén era poderoso hasta hace unos años, cuando comenzó a deprimirse. Ahora, intentamos rescatarlo y, con ese fin, nos convertimos en UEB”.
El camino a seguir será arduo y deberán ponerle mucho empeño para devolverle la vitalidad de antaño a esta producción. “El área que ocupamos actualmente pasará a ser parte de la Zona Especial de Desarrollo y recibiremos 432 hectáreas de tierra en La Sabana. No obstante, la idea del proyecto es no demoler la parte que tenemos sembrada de henequén, próxima a la carretera, sino dejarla como paisajismo, pues identifica a la zona, y nos darán la posibilidad de cosechar la planta”.
El personal que labora tanto en la industria como en el campo es mayormente de experiencia, lo cual constituye una fortaleza para el centro.
La UEB marieleña es una de las cuatro que en Cuba se dedican al procesamiento del henequén, otras dos radican en Matanzas y una en Cienfuegos. “Nuestra unidad es la más pequeña, pero en un futuro puede convertirse en la más grande”, asevera el director con la esperanza centrada en nuevos proyectos por venir.