De los tiempos difíciles salen siempre las mejores enseñanzas, surgen las ideas más renovadoras y audaces, pero sobre todo afloran los verdaderos amigos, la gente que de verdad pone el pecho ante las balas y se levanta cada mañana a dar el extra por los suyos, y por los de los otros, porque al final todos coincidimos en el mismo tiempo y espacio y nos debemos los unos a los otros.
Fue sin dudas la capacidad humana de ser solidarios la que nos hizo sobrevivir a la mayoría de los cubanos ante una epidemia mortífera como la COVID 19. Fue ese sentir de barrio, unido en los Comités de Defensa de la Revolución, lo que posibilitó en parte ganar la batalla.
Recordemos hoy, justo en el cumpleaños 62 de la mayor organización de masas del país, cuán importante fue esta estructura durante los meses de necesario aislamiento.
No olvidar que los vecinos cuidaron las casas y pertenencias de quienes permanecían en centros de aislamiento, ya fuera como pacientes o como voluntarios. Y desde el propio barrio se organizó también la ayuda a los más vulnerables, para que no les faltaran medicinas y alimentos sin necesidad de exponerse al virus.
Tampoco faltaron las medicinas compartidas aun en tiempos de escasez, o los ingredientes para cocimientos que calmaron muchas veces la tos o ayudaron a bajar la fiebre. Desde el barrio se donó sangre, alimentos, amor, y mucha esperanza, consolando siempre a quien perdió un familiar, aunque fuera con una llamada telefónica para transmitir ese abrazo que la pandemia impedía dar.
Incluso los CDR fueron y son líderes en aquellos lugares donde, a raíz de la escasez, se determinó regular las ventas de productos básicos como el pollo o el detergente. Por eso resultan comunes los grupos de vecinos en Whatsapp para mantenerse informados de las ventas y hasta para coordinar quién comprará el del vecino trabajador que no puede hacer la cola.
No se pensó quizás hace 62 años que la organización surgida para avivar la vigilancia revolucionaria tomaría partido en tan nobles batallas, pero la vida ha puesto a los CDR ante duras tareas de las que siempre ha salido victoriosa. Huracanes y otros desastres naturales han sacado a flote expresiones de solidaridad para que nadie quede sin techo seguro donde resguardarse.
Es esta sin dudas una organización salvadora que ha de ser eterna no solo por slogan, sino por la necesidad humana de agruparnos entre vecinos por el bien colectivo, para que nunca falte la sangre hermana, la comida caliente o fría para compartir, el consejo oportuno o la mano amiga para quienes precisen afecto y acompañamiento.