Dedicado a todo el personal que batalló hasta el último minuto en el siniestro ocurrido en la Base de Supertanqueros, Matanzas, Cuba.
Por YASIEL HERNÁNDEZ PÉREZ
Suena la alarma; a la par el miocardio se agita y colisiona la adrenalina. Pocos segundos para estar en línea de combate. Se entrelazan el coraje y el valor, anillados al pecho. Firmes, decididos. ¿Qué nos espera?
Ser bombero es entender lo necesario de abrazar las llamas para que otros puedan refugiarse en la calma. Tener pulmones de repuesto y echar a andar entre el fuego y sus combustiones.
Ser bombero es llevar consigo corazas de empeño, inteligencia, corazón. El trabajo, es no tener miedo, se resume en combinar fuerza y técnica, con pecho y alma.
Será necesario alejarse de los tuyos y conocer la penumbra de otros, entre tantos desastres.
Ser bombero es sostener ojeras de maquillaje, con polvo y cenizas volátiles. Sofocar dragones bien armados con escasos recursos, entre nubes grises y sueños ajenos que van desapareciendo.
El fuego no doblega, lo sabe el equipo. Y con sudor en las piernas, se ofrece la voluntad de levantar al hermano que tras tropiezos lo venció la fatiga.
Las quemaduras se disipan en la piel, aunque con el tiempo, cicatrizan. Y cuando no regresa al comando un compañero, la pérdida es irreemplazable ¡Se es familia, amigo, hermano! Hay cadenas que no se rompen, porque existirán convicciones que les mantendrán unidos.
Más allá de normativas, protocolos… de despliegues y servicios de emergencia, es tener agallas para enfrentar cada servicio con el mismo ímpetu. Entregándolo todo. No es posible otra manera porque eso somos, bomberos.
✍🏼 Bombero Yasiel Hernández Pérez
Comando 7, Bahía Honda, Artemisa.