Si alguien sabe cómo juntar artistas, aseguradores y gente con voluntad para llevar música, baile, cultura y alegría a todo un pueblo, ese es Jorge Robaina, como lo inscribieron, o Jorgito Karamba, como lo llaman quienes aprecian su grupo, su arte y su tenacidad. En Artemisa se le suman agradecidos, por el empeño de regalarnos este Festival.
“La idea ya tenía tres años. Cierto día nos sentamos con Renier Rodríguez (Kike), director de la Casa de la Música de Artemisa, un promotor cultural por excelencia, para organizar un evento aquí. Partíamos de un referente que podía tener notable impacto, como es la Casa.
“Lo llamamos Artemisa Mestiza. El Festival comenzó justo con una conferencia magnífica sobre mestizaje, para explicar las razones, más allá de la rima y el nombre comercial, pues este territorio probablemente sea de los más mestizados, por su historia desde los palenques y los colonos franceses y españoles.
“Decidimos conceptualizarlo como un evento de rescate de tradiciones identitarias de Cuba, principalmente de Artemisa, además de ser un festival con una programación cultural que incluyera todas las manifestaciones del arte.
“Lo concebimos con espacio no solo para los profesionales, sino también para los aficionados, grupos de promoción cultural, danzarios, de teatro, pintura, fotografía y folclóricos del territorio. Pero usamos como resorte a agrupaciones de alta convocatoria y popularidad”.
-¿Resultó difícil acceder a los artistas, cuando el país prepara el cierre del verano?
“Hemos contado con un buen grupo de artistas. Tenemos un esquema de trabajo ya consolidado de otros eventos y, cuando los convocamos, siempre están dispuestos.
“Will Campa, la orquesta de Adalberto Álvarez, la Charanga Latina, David Blanco, Adrián Berazaín, Haila, Waldo Mendoza… son artistas que, a la primera llamada, si tienen algo lo aparcan, vienen y después se arreglan. Igual los de aquí del patio, como Kolao o el grupo de Polo Montañez, dijeron que sí al instante.
“Estamos muy satisfechos con eso. Es un resultado de cuanto hemos hecho en otros eventos. Es el respeto a la organización, a las condiciones que se les brinda”.
-¿Aprecia ya un impacto en medio del contexto actual? ¿Considera que se cumplieron las expectativas?
“El contexto ha sido —y es— complejo, incluso lo pospusimos por lo sucedido en Matanzas, cuando ya tenía un esquema de difusión, con numerosas publicaciones y un movimiento logístico. No obstante, la fecha definitiva impacta al enmarcarse en el cierre del verano: sin desestimar las preocupaciones familiares, Cuba merece un ocio y un esparcimiento con coherencia.
“Las expectativas apuntaban sobre todo a que la gente lo disfrutara. Ideamos una amplia programación, con horarios bien pautados: desde las 10:00 de la mañana hasta las 2:00 o las 3:00 de la madrugada. Lo otro que pretendemos es sentar un precedente, a partir de la aceptación del público, y garantizarle una sostenibilidad en el tiempo.
“Es la primera edición. Habrá muchos detalles por analizar y corregir, pero hemos visto cuántos acuden a los diversos espacios, incluso a la plaza cultural, sin importar que esté lejos y carezca de una programación habitual. Nuestro deseo ha sido siempre que el Festival cale entre la gente… y Artemisa Mestiza haya llegado para quedarse”.