¿Quién dice que en algún momento no hemos necesitado en cualquier hogar una conexión sanitaria, una escoba, un plumero o un cojín? Sumémosle las necesidades de una mesa o un bastidor, de files, sobres, agendas, incluso sartenes, zapateras o cuanto artículo pueda usted imaginar.
¿Quién dice el haberlos encontrado siempre fácilmente, con precios factibles y calidad acertada? Esa demanda creciente e insatisfecha, se convierte en impronta para las UEB (Unidad Empresarial de Base) de Industrias Locales y Artículos Varios, tal como la ubicada en Güira de Melena, donde andan sin límites en términos de producción, encadenamientos, comercialización, y satisfacción, este último como su mayor fin.
Más de 19 millones de pesos fue el saldo de sus ventas en 2021, y este año duplicarlo está como meta a conseguir, pues también tienen entre sus objetivos convertir la UEB en Empresa, la número 15 del Grupo Empresarial de Artemisa.
Unos 200 trabajadores ocupan sus jornadas en diferentes surtidos y por ramas, teniendo en cuenta las materias primas, y destinan sus producciones a frentes tan diversos como el Plan de la Vivienda (con prioridad sobre todo para subsidios), a las tiendas del Mincin y la Empresa de Operaciones Logísticas (EPOLA), que a su vez suministra a Educación, Salud y otros clientes.
Yosvanny Barrios Gallardo dirige la UEB, desde la cual se sostienen relaciones contractuales —más allá de nuestro terruño— con proveedores de la Isla de la Juventud, Villa Clara, Mayabeque y Las Tunas, por citar solo algunas provincias cubanas.
“Desde estas compramos materias primas y hasta artículos ociosos o de lento movimiento para darle valor de uso y convertirlos en ingresos netos”, amplía el director, quien además expone que tienen la garantía de convenir producciones con Trabajadores por Cuenta Propia (TCP), mientras abren su diapasón a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) y a cuanto actor económico favorezca nuevas oportunidades, asegura.
Desde el taller de carpintería, Osniel, Lázaro y Yerandy, tres de los obreros de la UEB, tenían sobre sus hombros, (al momento de nuestra visita) la confección de parles y taburetes, la reparación de burós de oficinas y otros muebles, en tanto exhiben del otro lado banquetas y bastidores personales ya listos en espera del cliente.
Trabajamos por encargo, es decir contra demanda, y siempre hay qué hacer, nos dice Francisco Cuevas, al frente de unos nueve hombres entre ma-
deras —con sello de la empresa Forestal mayabequense—, aserríos, martillos, enchapes, pulidoras… y producción terminada.
Más cerca del mostrador
¿Cómo llegan estas producciones a las manos de los consumidores comunes? Realmente, ¿la industria local cumple las expectativas y satisface la demanda? ¿Será que también otros intermediarios encarecen los productos de cara al pueblo? ¿Qué encadenamientos con empresas artemiseñas pueden potenciar mayor producción?
Una pequeña mirada a tiendas en moneda nacional nos acerca a su desabastecimiento, y precios tan excesivos, como en Los Moritos, de la ciudad cabecera, un sartén a 1 300 pesos parece ser de los productos a clasificar de lento movimiento, pues tres vendidos en casi un año no es demanda alguna, y por igual camino andan las escobas, a 250 pesos, opinó Lázaro Alejandro Herrera, el administrador.
Sin embargo, fueron de mucha aceptación los platos plásticos y los útiles para elaborar pizzas, las tuberías sanitarias de 110 y 50 milímetros, las palanganas, incluso los files, sobres y hasta pelotas de tela, ya inexistentes, confirma.
En el Mercado Industrial La Complaciente, ubicado en el céntrico bulevar artemiseño, solo cajitas de cartón para cumpleaños y algunas conexiones plásticas tienen el sello de la industria local, ambos productos con buena salida, explica Aimé Padrón Arrastría, la jefa de Salón.
La conocida como EPOLA, se sostiene como intermediario entre estas industrias y las entidades de Comercio mencionadas, y por ende su margen de ganancia del 12 por ciento —al ser venta a terceros— encarece más el producto que va a manos del pueblo.
Así lo confirmó Frank Oliva Cáceres, Comercial de la UEB Artemisa de la EPOLA, quien además explica que ha mermado la compra a estas entidades, no solo por los altos precios después de la Tarea Ordenamiento, sino por los limitados surtidos, y así evitan estancar producción en almacén.
Si son tiempos de cambiar todo lo que puede ser cambiado, ¿por qué no comercializar directo entre Industrias Locales y los propios mercados? Sería un impacto favorable en la oferta-demanda-precio; se evitarían intermediarios y cada administrador gestionaría productos según sus consumidores.
Para embellecer el rostro de nuestras tristes vidrieras y estantes se precisa mover más el pensamiento y avivar el mercado nacional con nuestros propios recursos.
Si hay madera, que haya a disposición del comercio, bates, columpios, mecedoras para bebes, cunas, zapateras, mesas, sillas, estantes, juguetes, libreros, haraganes, plumeros… y hasta espumaderas. ¡Que haya Industrias locales más parecidas a su tiempo!