El día que las iban a golear, Braisy Cabrera se colocó a 15 metros de la portería rival para centrar al área que nadie conseguía batir.
Me permito parafrasear el inicio de la genial novela corta Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, porque en el partido de la Liga Femenina de Fútbol 2022 entre Artemisa y La Habana, todos contaban con una victoria segura de las capitalinas.
Las visitantes eran las líderes del grupo, invictas con 18 puntos en seis desafíos, 38 goles a favor y apenas uno en contra. Encima, en el duelo de ida habían perforado seis veces las redes artemiseñas.
De modo que las azules planeaban arrollar una vez más, y las verdiblancas confiaban su clasificación a la siguiente etapa a los triunfos ante Cienfuegos y Las Tunas, no obstante el desenlace del sábado 13.
Ya sobre el césped de Grandes Alamedas, en Ceiba del Agua, Caimito, las habaneras desplegaron una ofensiva asfixiante, al punto de sumar 12 tiros de esquina por solo uno de las nuestras… y tener una posesión del balón casi total.
Pero lo que nadie hubiera podido anunciar para la crónica real del encuentro fue la determinación de las discípulas de Léster Herrera. “El sacrificio, la alegría y la unidad entre todas”, propiciaron un final muy distinto.
Las muchachas de Artemisa pelearon como guerreras. Marcaron. Cerraron espacios. Se ayudaron. Corrieron de un lado a otro del terreno con más fuerza de la que podían sus piernas, con el corazón. Les negaron el gol a sus huéspedes. Fueron ellas las verdaderas leonas sobre la cancha. Y ese empeño encontró recompensa.
Las artemiseñas no habían podido aprovechar los discontinuos contragolpes, hasta que una falta cerca del área provocó un tiro libre. Entonces, la capitana Braisy Cabrera alzó la vista y evaluó la situación en fracciones de segundo.
“Vi que todas mis compañeras estaban marcadas. No tenía posibilidad de pasarles”. Y decidió disparar a puerta. El tiro sorprendió a la arquera rival, así que apenas rozó el balón y lo observó convertirse en gol. Era el minuto 68; con el juego apasionado de las locales, no importaban los 22 minutos restantes: las habaneras lo sabían.
Ahora Artemisa se afianza como tercera, con nueve unidades (tres sonrisas y tres reveses), antes de viajar a Las Tunas y Cienfuegos para los últimos partidos de esta fase.
El día que las iban a golear, las chicas de Artemisa se plantaron en su cancha de Grandes Alamedas y escribieron una página gloriosa.