Antes de cumplir los 14 años, ya Marianela Moreno Álvarez iniciaba su andar por una organización en la que durante más de medio siglo ha encontrado otra forma de ser útil. “La motivación de las dirigentes de base en mi bloque y delegación, me inspiraba a compartir un mismo camino: mujeres entusiastas, con gran sentido de pertenencia y siempre buscando qué hacer”.
Previo a su ingreso a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) no dudó en vincularse como activista. “Participaba con mi mamá en diferentes tareas. Ella era activista de cotización, de trabajo social, y estaba involucrada en tareas relacionadas con la educación, pues también era maestra.
“Yo ayudaba a citar a las mujeres, hacer trabajos manuales, cobrar la cotización, recoger y entregar los objetos confeccionados en alusión a determinadas jornadas, como iniciativa del bloque. Una vez en la organización, continué colaborando y, al iniciar estudios fuera de Mariel, aunque la incidencia no podía ser tan sistemática, siempre había algo en qué contribuir”, relata.
“Manteníamos el apoyo al círculo infantil, el trabajo encaminado a la realización de la prueba citológica, organizábamos debates de salud a partir de artículos en la revista Mujeres, apoyábamos a los CDR y participábamos en trabajos voluntarios”.
Entre las primeras responsabilidades asumidas a nivel de delegación, destaca la atención a la esfera educacional y el trabajo preventivo e ideológico. Recuerda cómo, en una etapa de mayor madurez, tuvo la oportunidad de ser parte del Octavo Congreso.
“He participado en muchos eventos con diferentes matices, vinculados al funcionamiento de la organización, de carácter social, científico, cultural…, y a varias instancias, como una forma más de transmitir experiencias”.
Sus habilidades y conocimientos los ha puesto al servicio de funciones acometidas durante años: secretaria del bloque 1 Antoñica Torrens e integrante del secretariado del comité municipal y provincial de la FMC.
“Ser profesora me ha ayudado muchísimo. La formación pedagógica permite aplicar la psicología, saber cómo llegar, qué decir en cada escenario. También ha sido de gran utilidad el estudio de los documentos de la organización, y pensar que de cada vivencia se aprende”.
De eso tiene certeza la consagrada marieleña, quien, con 41 años de experiencia en el magisterio, se ha desempeñado en el último período como subdirectora de desarrollo del Centro Universitario Municipal.
Asimismo, por más de dos décadas ha ejercido como coordinadora de la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia. “Trabajamos con colaboradores, profesionales de diferentes esferas, que interactúan en función del trabajo individual y colectivo, de acuerdo con las necesidades.
“Hemos incidido en la atención a menores, la violencia y problemáticas sociales, así como desarrollado cursos de adiestramiento de secretariado, contabilidad y finanzas, gastronomía, peluquería, inglés…, en los que muchos jóvenes se han hecho de una profesión”.
Desde Radio Mariel también comparte cada enseñanza, mediante el espacio De mujer a mujer. “Ha sido una experiencia muy bonita. Se trata de una sección de perfil amplio, donde abordo elementos vinculados con las mujeres, la familia y la historia, siempre con una mirada femenina.
“Vivimos momentos difíciles. Más que nunca es necesario estar cerca de las mujeres, apoyarlas, guiarlas, orientarlas, allanarles el camino, aprender unas de otras… La Federación no puede perder su esencia; debemos continuar siendo una Revolución dentro de la Revolución”.